Los insectos, esos ilustres desconocidos

Por Amanda Paulos. Bióloga, docente, guía de naturaleza

Cuando concluí mis estudios de biología y decidí migrar, como hacen algunas aves, de mi provincia natal al conurbano bonaerense, un tema prioritario era “¿en qué voy a trabajar ahora?”. Una de mis profesoras en la universidad me había dado una recomendación para un centro de investigación de la gran metrópolis. Literalmente, me condujo hacia el único terreno que se avizoraba viable en ese momento: trabajar con insectos, de los que algo había aprendido cuando estudié Entomología durante la cursada de mi carrera. En los ocho años que trabajé como investigadora en ese centro descubrí un mundo nuevo, un mundo grande, un mundo variado, misterioso, curioso, rico, de seres superpoderosos entre los que la supervivencia no se discute. Un mundo que sorprende a cada paso.

Quien más, quien menos, sabemos que los mamíferos (Mammalia) son una clase de vertebrados amniotas homeotermos (de «sangre caliente») que poseen glándulas mamarias productoras de leche con las que alimentan a sus crías. Somos menos los que tenemos una idea de que hay 4400 especies de mamíferos, lo que resulta en casi el 10% del número total de especies de seres vivos del planeta. También sabemos –bueno, creemos– que tienen algunas características que los convierten en los seres superiores entre todos los seres vivos. Somos menos los que sabemos que los insectos (Insecta) son una clase de animales invertebrados caracterizados por presentar un par de antenas, tres pares de patas y dos pares de alas (que, no obstante, pueden reducirse o faltar). Fui aprendiendo que los insectos comprenden el grupo de animales más diverso de la Tierra con aproximadamente un millón de especies descritas, más que todos los demás grupos de animales juntos, y con estimaciones de hasta treinta millones de especies no descritas, con lo que, potencialmente, representan más del 90% de las formas de vida del planeta. Los insectos no solo presentan una gran diversidad, sino que también son increíblemente abundantes y se estima que hay 200 millones de insectos por cada ser humano y son la clase de organismos con mayor riqueza de especies que aparecieron en el planeta hace 400 millones de años (los primeros homínidos, hace apenas un millón) y están todavía en su pleno esplendor y supremacía sobre todas las demás especies, en número de especies, cantidad de individuos y potenciales de supervivencia. En sus buenos tiempos había especies de insectos de 70cm de longitud, aunque menos diversidad. Con el tiempo y la reducción del porcentaje de oxígeno en la atmósfera fueron reduciendo su tamaño pero aumentando su variedad, y así estamos hoy, en un mundo dominado por estos pequeños pero poderosos seres, que no parecen estar dispuestos a ceder ni un poquito.

Por un lado, se calcula que menos del 1% de las especies son perjudiciales para el hombre y sus pertenencias: los cultivos, los animales domésticos, los granos almacenados, la salud, etc. Sin embargo, este número relativamente pequeño de especies nocivas resulta de mucha importancia económica cuando se considera su gran habilidad para adaptarse, la capacidad de reproducirse rápidamente en muy corto tiempo y su gran poder de dispersión; factores todos ellos que influyen para que desarrollen poblaciones enormes, que afectan la salud del hombre y compiten con él para quitarle lo que necesita y desea. Por más detalles, seguiremos hablando en una nueva edición.