Avistaje cercano y valioso

Un grupo considerable de avistadores se congregó en las cercanías de la Laguna Los Horcones para disfrutar del sol y del entorno. La experiencia promete una nueva salida.

La tarde del sábado pasado una treintena de amantes de la naturaleza y las aves disfrutaron de la experiencia que significa avistar una especie buscada, definir su nombre, y demás datos filiatorios de la mano de quienes hace rato han iniciado un camino de respeto y mínima intervención de nuestro entorno.

El verbo es “avistar”, que para el Diccionario de la Real Academia Española es “alcanzar con la vista algo lejano”.

Otro verbo marca una segunda instancia: “observar”, que según la misma fuente es “mirar algo o a alguien con mucha atención y detenimiento para adquirir algún conocimiento sobre su comportamiento o sus características”.

Las dos acciones fueron realizadas por quienes decidieron usar esa tarde de sábado en algo diferente, en descubrirse y en descubrir otro mundo, nuevo y sorprendente.

La invitación llegó de parte de la bióloga Amanda Paulos, a quien se le llena la sonrisa de miel cada vez que Dios le permite espiar un gorjeo, un trino o un graznido hasta tener la certeza de a quién le puede adjudicar tal sonido. Juan Pablo Bergese, es el otro anfitrión, es quien enseña pero también contagia sus ganas de aprender, que de eso se trata.

La convocatoria fue regional: había gente de Pinamar, Villa Gesell, General Madariaga y hasta Mar del Plata.

El lugar elegido fue la Laguna Los Horcones y sus inmediaciones.

“Los agradecimientos son para todos los que pusieron su cuota de deseos de observar este aspecto de la vida y esta puesta en común de conocimientos sin mezquindad y de manera natural. Los autos pudieron quedarse más resguardados en el Establecimiento Avícola Las Marías, de Eduardo Caraccioli. Sobre el final de la jornada pudimos charlar, cómodos y bajo techo, merced a la gentileza del concesionario de la laguna. A ellos también gracias”, expresaron los organizadores.

Una mirada jerarquizada
Iliana Terfler es guardaparques de la Provincia de Buenos Aires y trabaja en la Reserva Natural Laguna Salada Grande, que comprende, además de toda la laguna, un refugio de vida silvestre que abarca unas cuantas hectáreas entre las rutas 11, 74 y 56.

Ella fue parte de la salida y se mostró satisfecha con la excursión: “Estos encuentros se disfrutan muchísimo porque el objetivo es pasar un rato y compartir con gente linda y, además, con las aves, con los animales, con todos los que se presentan para compartir esta tarde, así que ha sido una jornada maravillosa. A veces no se sabe que tenemos toda esta riqueza solamente cruzando la ruta; por ejemplo, si estás en Pinamar, hay mucha gente que no conoce las maravillas que tenemos de este lado y estas cadenas, este ponerse en contacto unos con otros, comentarlo, hace que cada vez seamos más”.

No muy lejos está Punta Rasa, un lugar elegido por millones de aves en su destino migratorio. Está la Isla de los Pájaros, cerca de Madryn, o el Iberá. Nuestro país es rico en naturaleza virgen, en número de especies, paisajes, diversidad, sin embargo ese gran conglomerado humano de observadores de aves que habitan el mundo pareciera que no se ha dado cuenta de nuestra existencia.

“Creo que lo que está faltando es en realidad la infraestructura y la oferta, pero de manera espontánea llegan visitantes de otras partes del mundo para ver nuestras especies de acá. En la zona tenemos alrededor de 300 especies de aves. Si tenés en cuenta que son casi 1000 las que hay en Argentina, mirá la representación de diversidad que tenemos en nuestras lagunas, en nuestros bajos, y realmente vienen buscando nuestras especies porque algunas están acá y no en otras partes”, reflexiona a nuestra potencial oferta y agrega: “Nosotros trabajamos muy de la mano con los chicos de Samborombón. Nuestras reservas están juntas una con la otra, y nosotros, acá, en la zona de Salada Grande, tenemos muchas especies migratorias que son más bien de ambiente de pastizal, de aguas someras, y ahí es donde vienen a descansar, a pastar, a alimentarse. Estos bichos, que están engordando o van a llegar para engordar, se cruzan de un hemisferio a otro; después hacen vuelos titánicos unas aves que pesan apenas 200 gramos y la verdad que eso es maravilloso”.