“Cuando la mujer ocupa espacios, molesta”

A partir del 10 de diciembre, la directora del OVA será una nueva concejal de Cambiemos. Entiende que su conocimiento de la operatoria del Ejecutivo le va a ser útil en su nueva función.

Camila Merlo se recibió muy joven de abogada. Paralelamente a la cursada de sus materias, trabajó en un estudio jurídico. Con tres años de recibida, ya se animó a asumir un cargo para darles respuesta a la violencia familiar, a los problemas de género y otros temas no menos conflictivos. Hoy deja su espacio para nutrir el bloque oficialista.

–¿Te da pena dejar atrás el OVA?
–Fueron casi dos años de mucho trabajo, no solo de poner a disposición la capacidad de trabajo y la profesión sino poner el cuerpo. La dirección del OVA es una dirección que requiere de pasión, de ganas de hacer, que requiere saber de lo que se está haciendo y hacerlo con ganas, y la verdad que fue mucho de eso, acompañada de un gran equipo de trabajo. Creo que lo más destacable de esta dirección (que integra los centros de contención social, como es Mamá sirenita, Casa del adolescente, Casa del niño, Servicio de protección de niños, Servicio de protección de niños, Centro de asistencia a las víctimas, Guardias sociales, el programa Vida sin violencia) no es solamente el trabajo en sí, sino la calidad de las personas que lo componen. He tenido la suerte de formar un equipo grande de trabajo, que me ha acompañado tanto desde lo profesional como lo humano y que le ha puesto el cuerpo como yo. Si no hubiera sido por este gran equipo, no habría sido posible. Y, además, con un gran secretario, que permitió que el trabajo se pueda desarrollar y se pueda lucir, y Martín, que acompañó todas las necesidades del área.

–¿Además del trabajo, tuviste que formar toda una estructura específica para este tipo de problemáticas?
–Son situaciones de la vida diaria que se desarrollan en esta sociedad, como es el abuso sexual infantil, el maltrato, la negligencia en el cuidado, la violencia de género, que requieren no solamente de profesionalismo sino también de entender para qué estamos y adónde queremos llegar cada vez que acompañamos una víctima. Y para eso se requieren equipos de trabajo.

–Es innegable que la función pública te permitió trascender y eso repercutió en el éxito de la lista de Cambiemos. ¿Cómo ves este aspecto?
–Uno con el desarrollo del trabajo de gestión va tomando cierto conocimiento público de la sociedad, pero creo que esto sucede en cualquier ámbito donde uno se desarrolle como profesional en el marco de la gestión pública. Lo más difícil, por ahí, cuando uno es funcionario, es aprender a que no siempre vamos a estar complaciendo o logrando llegar de manera positiva a todas las personas. Es tan amplia la función que siempre pareciera que falta, y un poco una parte de ser funcionario es aprender a trabajar con esa frustración; uno, como joven, se desesperaba tratando de dar el 100% de las respuestas pero también tiene que aprender a manejarse con esto. […] Ningún buen funcionario es buen funcionario si no recibió críticas y no recibió halagos. Uno, cuando es funcionario, va a estar expuesto a eso y va a tener personas que estén a favor y personas que estén en contra.

–¿Cuándo te recibiste?
–Me recibí en el año 2012. Me recibí tan solo con 23 años; hoy tengo 29, así que ya hace un tiempo.

–Si partimos de la base que uno cuando se recibe es como empezar de nuevo, ¿cómo viviste este inicio de tu carrera, ya trabajando en un cargo de tanta responsabilidad?
–La verdad es que me recibí muy chica pero venía trabajando desde el primer año de la facultad en un estudio, así que yo me recibí trabajando, a diferencia de otros estudiantes que se dedican y salen al mundo a empezar a trabajar. En mi caso, me recibí trabajando en un estudio. Cuando vine a Pinamar, lo hice por un cambio de vida en el sentido que mi situación personal hizo que tenga que elegir entre Mar del Plata y Pinamar. Estuve, luego de recibida, cuatro años viviendo allá y decidí apostar a Pinamar no solo porque estaba mi familia sino porque tenía acá un proyecto de vida diferente. Cuando me vine para acá, tenía mi estudio jurídico, así que cuando empecé en la Municipalidad ya venía trabajando también, era profesora de la escuela de policía, así que fue un empezar ya trabajando; no es que salí de la facultad sin funcionar, sino ya con un recorrido y con el desarrollo de la especialización en derecho de familia.

–Si bien cada uno hizo un aporte a la lista, en tu caso, ¿pensás que la función pública ayudó?
–Yo pienso que el mejor aporte que se puede hacer desde el desarrollo de mi corta experiencia en la política al Poder Legislativo es el conocimiento de cómo se trabaja en el Poder Ejecutivo; me parece que es lo más importante, el conocimiento de cómo se lleva adelante una gestión desde el Poder Ejecutivo, de lo que se necesita ya y no dentro de una semana. Un poco llevar esa experiencia y llevar el tecnicismo propio de la profesión. El ser abogado te da un enriquecimiento de ciertos conocimientos para estar en el Concejo Deliberante.

–Son tres personas de carácter….
–No sé si de carácter, sí, de postura ante los hechos.

–No me refiero a mal carácter.
–Lo que veo yo en general, que cuando las mujeres tienen posiciones de poder o donde se requiere una postura marcada, se las tilda de “tiene mucho carácter” y hay que tener carácter para estar en situaciones límites en un espacio como la dirección del OVA [Observatorio de Violencia y Adicciones]. hay que decirle a un papá –atento a una situación denunciada por una escuela–: “Nosotros no podemos permitir que este niño se vaya a su casa. Vamos a tomar una medida de protección con un referente familiar o afectivo”. Siento que hoy falta trabajar el lugar de la mujer desde un lugar de capacidad en la política. No obstante, acá en Pinamar hay espacios ocupados por la mujer, hay aceptación. Vamos a ser realistas: estamos en una sociedad donde, cuando la mujer ocupa espacios, molesta. Eso se ve en general.