Feminista y apasionada

Esta semana se cumplen cuatro años de aquella primera editorial de IF que asomaba en las páginas de Pionero a finales de marzo de 2014.

Ya lo conté, quizás, pero fueron otras mujeres que alentaron esta idea porque vieron mi pasión. Luego vinieron algunos hombres que acompañaron este caminar; entre ellos no puedo dejar de mencionar a Jorge Mattioli, que cedió el espacio y me instó siempre a focalizar en contra de la violencia de género; y luego un gran hombre a quien respeto, admiro y disfruto como compañero, Raúl Coronel. Siempre les agradeceré, por sobre todas las cosas, por la confianza y el ver en mí quizás más de lo que yo veía en aquel entonces. Ese pequeño paso no me reconectó solo con la escritura, arte que amo, sino que fundamentalmente me reconectó conmigo misma. Porque de eso se trata la vida, de vivirla conectados con nuestra esencia verdadera, de sentir, creer, confiar y hacer lo que hagamos, respondiendo a nuestro gran juez, nuestra conciencia. Nada puede fallar si somos verdaderos, y menos aún si lo que hacemos, sea lo que sea, es desde el amor y la pasión. Un breve recorrido mental por estos últimos cuatro años me lleva a recordar que, cuando comencé a escribir, me sentía sola… aunque no era tan así. Luego de un año, había entrevistado ya a muchas mujeres valiosas de nuestra localidad, dos organizaciones no gubernamentales trabajaban en contra de la violencia de género y otro grupo de mujeres decidía comenzar a conmemorar el Día Internacional de la Mujer en un acto donde oficialmente logramos conformar la primera Mesa Intersectorial de Mujeres. A meses de la inauguración de la Comisaría de la Mujer y la Familia apostada en Ostende, se perfilaba el inicio de un trabajo mancomunado. Luego llegó el primer gran movimiento nacional que significó un antes y un después, el Ni una Menos. El grito de “basta de femicidios y violencia de todo tipo” se extendió por el mundo, replicando, además, la fórmula del 3 de junio en otras fechas del calendario (como el 19 de octubre de 2016, luego del femicidio de Lucía Pérez en Mar del Plata). El eco hizo furor en otros países que adoptaron otros nombres, como el movimiento #Me too en Estados Unidos, pero de fondo la misma protesta. En Pinamar, tuvimos un femicidio, crecimiento de denuncias por violencia de género, abusos sexuales y maltrato infantil. En junio del año 2014, el Juzgado de Paz de Pinamar intervenía en 43 denuncias promedio por mes; para el año 2016, ese número había crecido a 58 (fuente: Juzgado de Paz de Pinamar). En nuestro partido, hoy contamos con un Centro de Asistencia a la Víctima, una Mesa de la Mujer desde el espacio legislativo y se duplicaron las organizaciones no gubernamentales que nuclean a mujeres activistas, de las cuales muchas colaboran en red con otras agrupaciones de la región. Hoy, el movimiento colectivo del feminismo en el mundo es indiscutible, visible, indisoluble. Luego de estos cuatro años, más que festejar me siento a reflexionar. Los resultados dicen que la violencia sigue y parecería que de nada sirve tanto ruido. Yo pienso que, por el contrario, este proceso es inevitable porque nos han dado la gran herramienta, la red de redes que nos conecta mundialmente, Internet. Y gracias a esta Era Digital es que las mujeres tomamos el megáfono para ser escuchadas de una vez. Entonces, la pregunta es ¿por qué tanto feminismo? ¿Por qué tantas mujeres piden cambiar tantas cosas? Y la respuesta está en todos lados, adentro de casa, en la calle, en las empresas, en el cine, en la ciencia, en los partidos políticos, en la docencia, en el deporte y donde quiera que una mujer exista. Porque la Era de la Revolución digital y las redes sociales muestra también su máximo exponente, las mujeres conectadas mundialmente creando lo que se viene: la Era de la Mujer. Hoy festejo, sí, el no sentirme más sola, el saber que queremos cambiar el mundo, queremos paz y libertad. Hoy somos más, y no sólo mujeres, ¡también cada día mas hombres! ¡A cuatro años de aquella primera edición, celebro y renuevo el compromiso de tanto feminismo apasionado! Y que siga rodando…