Las mujeres del Ara San Juan

A cinco meses de la pérdida del Submarino Ara San Juan, las familias siguen sin respuestas por parte del Estado y las Fuerzas Armadas. Las mujeres de los héroes desaparecidos piden ayuda y compromiso a la sociedad.

El 10 de abril pasado, Jessica Gopar, esposa de Fernando Santilli, tripulante del Submarino Ara San Juan, subió un video a Facebook con la intención de informar a la sociedad sobre la situación actual de las 44 familias. 43 hombres y una mujer perdieron la vida en una labor patriótica y sus familias quedaron devastadas, con el dolor de esas pérdidas pero además con el puñal del abandono de la búsqueda y la falta de respuesta del Estado. “Lamentablemente, les tengo que informar que seguimos estando solas, desamparadas. Ellos se fueron, subieron a ese submarino y nosotras quedamos a cargo de todo, las deudas, nuestros hijos, nuestra casa, con nuestras falencias. La gente nos está ayudando mucho pero quienes tienen que estar presentes, el Estado y las Fuerzas Armadas, están totalmente ausentes hasta el momento. Nos prometieron becas para los chicos que estudian y todavía no hay respuestas”, relata Jessica con firmeza en su rostro y continúa: “Las mamás siguen pagando como pueden las deudas y cosas pendientes. Quiero contarles que nada es fácil para nosotras, nuestros esposos no eran ricos. El seguro de vida parte de $10.000. Eso vale la vida de mi esposo, Fernando Gabriel Santilli, Cabo Principal Electricista. Les pido que no nos abandonen, que difundan cada cosa que hacemos. Llegamos a esta instancia porque, lamentablemente, a cinco meses del hecho nos sentimos abandonadas por el Estado y las Fuerzas armadas”, reitera su reclamo. Los héroes del Ara San Juan eran, en su mayoría, sostén de familia. Uno de los 44 tripulantes era de Pinamar. Walter German Real, “Wally” para sus compañeros, sub oficial primero, “Chispa” (así apodan a su oficio de electricista naval). Entró en la Escuela Mecánica de la Armada a los 17 años, donde terminó la secundaria. Luego, viajó en la Fragata Libertad, estuvo en Bahía Blanca, desde donde pidió el traslado a Mar del Plata y logró recibirse de submarinista. Tenía 43 años cuando hizo su último viaje en el Ara San Juan, sin regreso. Hoy, una familia entera pide encontrarlo y su mujer necesita, como todas, el respaldo que merece, sin dejar de mencionar la necesidad imperiosa de contar con una obra social por tener un hijo con problemas de salud y una niña con síndrome de Down. La base naval de Mar del Plata los reúne asiduamente para sobrellevar las pérdidas y delinear acciones conjuntas, entre ellas, organizar eventos para recaudar dinero con el fin de contratar un submarino privado que continúe la búsqueda del Ara San Juan. Mientras los funcionarios actuales buscan culpar a los del gobierno anterior y la responsabilidad se disipa poniendo de manifiesto la desidia, estas mujeres y familias deben sostener la carga y el dolor, luchar por la búsqueda del submarino y la verdad de lo que ocurrió aquel 15 de noviembre de 2017.

Última foto enviada a sus familiares, antes de la desaparición del Submarino Ara San Juan.