Mujeres que hacen ruido

Hace dos años, el papa Francisco de gira por Latinoamérica en encuentros de la juventud exclamó: “Tenemos que tener el corazón libre, que pueda hacer lo que piensa y lo que siente. ¡Ese es un corazón libre! Hagan lío y sean responsables con ese lío”. También lanzó, durante el año 2016, una campaña en contra de la violencia hacia las mujeres y niñas/os y en apoyo al empoderamiento de la mujer en el planeta. En 2015, líderes de todo el mundo reunidos en la Organización de las Naciones unidas (ONU) adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible, colocando la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en una posición central de la Agenda 2030. Durante los años 2015 y 2016, luego del impacto masivo y de efecto dominó generado por el colectivo Ni una Menos en Argentina, fueron numerosas las marchas y manifestaciones que ocurrieron casi sin fronteras. Actualmente, los medios de comunicación replican las noticias alrededor de los temas de violencia de género y algunos, más comprometidos, hasta cuentan ya con espacios y profesionales exclusivos dedicados a la temática de género, que es materia a diario. Crecen los espacios de voluntariado y organizaciones no gubernamentales como espacios de contención y apoyo para y entre mujeres. Algunas empresas ya eligen publicitar sus productos con mensajes feministas o anti estereotipos de género. La problemática es visible y el tema está instaurado. Los gobiernos lo saben, la Justicia lo ve cada día, los operadores de la salud y la seguridad también. ¿Qué más está faltando? Es la pregunta que nos hacemos día a día cuando asistimos a otra noticia de femicidio. El último monitoreo de la Casa del Encuentro dice que hubo 290 femicidios en nuestro país durante el año 2016, de los cuales resultaron 401 hijos/as huérfanos (el 65% menores de edad), que además quedan desprotegidos, no cuentan con apoyo económico del Estado y para ello se está pidiendo la Ley Brisa (de protección y amparo a los hijos víctimas de femicidios). En lo que va de 2017 ya contamos 57 femicidios, cifra que indica un aumento aterrador. De las mujeres asesinadas (la mayoría por sus parejas o ex parejas) el 80% no había realizado la denuncia, lo que indica, para las profesionales de la ONG, que no hay confianza en el sistema de seguridad y justicia en nuestro país. ¿Suena raro esto? Lamentablemente no. Y, como siempre digo, los femicidios son la punta del iceberg, la cima de la violencia machista. Pero lo que está por debajo de esa montaña de hielo y la va moldeando es toda la otra violencia de la que no se habla tanto porque es difícil de demostrar en papeles, testigos y demás requerimientos del gran sistema burocrático en el cual vivimos. Es la violencia económica, la verbal, emocional y psicológica en los distintos ámbitos. Esa, cala hondo y mata también, mata al ser, su espíritu y su cerebro; sobre todo en el ámbito familiar, donde el miedo y el silencio se transforman en los principales enemigos del que la padece. Y puede llevar toda una vida de trabajo emocional para un niño o niña, por ejemplo, que haya crecido y naturalizado el trato violento dentro de casa. En ese iceberg hay mucho más. Hay desigualdad económica. La brecha salarial y el dominio del capital en manos del hombre machista también dañan a las mujeres y los niños. Una mujer separada debe demostrar en la Justicia el gasto de manutención para los hijos, mientras el padre decide que el capital acumulado anteriormente le pertenece solo a él y no a la madre que estuvo cuidando de esos hijos; la Justicia no puede con la evasión del capital y las madres renuncian a la lucha por cansancio. El trabajo doméstico no reconocido es mochila femenina por moldes heredados, no siempre por elección. Y la mayoría de las mujeres dependemos de otras mujeres para salir a trabajar. Las docentes son mayoría mujeres en niveles primario y secundario y tienen a su cargo la educación formal de nuestros hijos pero ganan sueldos que son una burla si los comparamos con los sueldos políticos. Representamos el 52 por ciento del padrón electoral pero no es así en la política ni en los roles de liderazgo. Los temas de las mujeres son muchos …sí. Porque estamos activas y queremos igualdad de derechos y oportunidades. Por eso, este miércoles 8 de marzo, las mujeres hacemos ruido, con el corazón libre.

Avanti, donne!