Ni la muerte del Papa Francisco, pudo opacar la miserable grieta dentro del propio Vaticano

Quiero comenzar esta columna ofreciendo mis condolencias por la muerte del PAPA FRANCISCO. - No es un sentimiento protocolar, es el sentimiento cristiano de un papado que se caracterizó por una clara solidaridad con los más humildes.

Es lamentable, como se ha utilizado su figura por un sector de la patética grieta, que auto percibiéndose encolumnados en su simpatizante pasado peronista, desfilaron por el vaticano, decenas de militantes Kirchneristas recibidos generosamente por Francisco, interpretando con grosero sesgo su sensibilidad popular, trayendo a su regreso al país, “la línea política bajada por él”, con el clásico “mensaje populista” al gran pueblo argentino salud. - Bergoglio, fue siempre un animal político y, en Argentina, los animales políticos se dividen en dos: los peronistas y los antiperonistas. A pesar de surgir terceras opciones que, han intentado opciones a esta concepción culturalmente binaria, no han podido con su intentona conciliadora. La historia del siglo xx trae un ADN que fue pasando de abuelos a padres y de padres a hijos como una suerte de tradición popular que había que dar por hecho.

En una entrevista que el Papa Francisco concedió a los periodistas Sergio Rubin y Francesca Ambroguetti en el año 2023, para lo que terminó siendo un libro de entrevistas llamado, El pastor, Bergoglio, afirma: “Nunca estuve afiliado al Peronismo, ni siquiera como militante, afirmar esto, es una mentira”- sin embargo, de manera desafiante agregó: “En la hipótesis de tener una concepción peronista, ¿qué tendría de malo? Una respuesta gambeteadora de un ser humano y de un líder que fue profundamente religioso como político.

Ahora, pasadas las exequias de rigor, la iglesia católica, irá en busca del nuevo sucesor de Francisco. A pesar de sus esfuerzos por actualizar el rol del papado en tiempos de tremenda convulsión internacional, dándole una impronta tibiamente renovadora, mencionando la palabra “tibia” no para denostar su voluntad de poner a la iglesia como un actor de poder más para regular y conciliar un mundo cada vez mas temerario, sino, porque dentro del mismo vaticano, los ortodoxos conservadores, estuvieron agazapados ralentizando su voluntad y para, llegado el momento, retomar el poder con la intencionalidad de volver al estatus de siglos pasados, estatus que, en el contexto de la convulsión mundial, alejará cada vez más a los cristianos con su iglesia.

Por otro lado, creo convencido, que solo la evangelización no será suficiente. La iglesia católica, debe, como instrumento de gran poder que sostiene, ocuparse de resolver las crisis humanitarias que no pueden esperar más el solo enunciado papal y sus giras solidarias, sino que, debe imponer su relación de fuerzas con los líderes más poderosos, presionando de manera proactiva las urgencias dolientes de la desesperada condición de la gente y, particularmente la de los niños.

En el inminente cónclave del vaticano, asistiremos a una cruzada palaciega entre los que querrán continuar la obra inconclusa de Francisco y, los Cardenales que sueñan con el siglo V. En la televisión argentina, un periodista italiano, Guido Gazzoli, especializado en teología y conocedor de las internas del vaticano, un lobista de pura cepa dio por sentado que, el próximo Papa será el cardenal Pietro Pavolín. - Frente a la repregunta de la periodista, de cuál era la razón de tanta convicción, el respondió con soltura: “La iglesia católica necesita un Papa empresario que sepa negociar con los líderes del mundo”.

En los próximos días sabremos si la iglesia católica asimiló el legado del Papa Francisco para que su tránsito utópico no desvanezca tan livianamente, y como una espada filosa llegue hasta lo más profundo de la humanidad.