¿Por qué a nosotras?

Comenzó con una pregunta y hoy es uno de los proyectos ganadores de la Feria de Ciencias y Tecnología de la Escuela Nº 6. El mérito es de 35 niños y una docente que, ante los femicidios y la violencia, decidieron abordar y exponer la temática.

El caso de Micaela García, de Entre Ríos, fue el disparador. Los chicos de 6° A y su docente sintieron que las preguntas surgían y decidieron investigar sobre machismo, cosificación de la mujer, estereotipos sociales e igualdad de género. Padres y madres acompañaron el proceso y el resultado llegó, obtuvieron el segundo lugar en la Feria de Ciencias y Tecnología de la Escuela Primaria Nº 6 Malvinas Argentinas pero, fundamentalmente, abrieron la puerta a una temática que los enriquece para la vida. Un proyecto ejemplar que pone de manifiesto la importancia de implementar la Educación Sexual Integral que prevé la Ley N° 26.150 (de 2006) para garantizar el derecho de todos los estudiantes –desde nivel inicial hasta el secundario– a recibir una formación que promueva la igualdad de género y el respeto a la diversidad sexual.

“El proyecto surgió porque los alumnos estaban muy sensibilizados por la situación, conversaban entre ellos sobre el caso de Micaela y otros. También comentaban que veían, en las redes sociales, búsquedas de adolescentes y mujeres desaparecidas y ahí llegó la pregunta, por parte de una alumna: ‘¿Por qué a nosotras?’. Los niños acompañaban este sentimiento de angustia e inseguridad hacia sus compañeras: ‘¡Sí, seño! ¿Por qué a ellas?’. Y así elegimos el tema”, comienza relatando Lourdes Heredia, “la seño”.

–¿Hubo otros antecedentes que motivaron este trabajo?
–Son chicos que ya conocían el movimiento Ni una menos. Además, el año pasado hice algo alusivo para el 25 de noviembre, colgamos carteles con frases y charlamos bastante. Les di ejemplos de micro-machismos como que cuando las madres van a una reunión les preguntan: “¿Dónde dejaste a los chicos?”, pero a los hombres nunca les preguntan eso. Y un alumno interpeló: “¡Pero si las mujeres que tienen hijos no tienen que salir!”. Entonces vi la importancia de tratar estos temas. Un año después, estos niños ya tienen otro pensamiento y es maravilloso ver los cambios.

–Les pasan cosas y pueden hablarlas…
–Les pasan muchas cosas, y me preguntan cómo deben reaccionar ellos frente a ciertas situaciones. Por ejemplo, un niño viajaba en colectivo y un día decidió cederle el asiento a una niña adolescente pero ella le contestó en mal modo: “¿Qué, vos pensás que yo no puedo ir parada?”. Entonces acá trabajamos con las niñas también la idea de no pensar que la mujer es superior al hombre o que el hombre siempre nos vendrá a atacar. Que las chicas tampoco estén siempre a la defensiva porque hay gestos buenos y que el feminismo es igualdad, no superioridad. Ahí hablamos sobre movimientos feministas radicales que no son los representativos de la mayoría. Tomamos como ejemplo sociedades patriarcales y matriarcales y concluimos: ni una ni la otra, sino la igualdad. Incluso tenemos un gesto de manos que lo tomamos como nuestro, una mano y la otra y luego las dos unidas.

–¿Comprenden el feminismo?
–Entendieron la igualdad porque el término feminismo todavía genera confusión, en los adultos inclusive. Como la temática misma, que es fascinante y profunda, cuando la comprendés te das cuenta de que siempre te genera un debate interior. Los chicos querían hablar todo el tiempo y teníamos que esperar a que llegue la hora de ESI [Educación Sexual Integral], traían materiales, recortes de noticias. Los padres y madres también participaron desde casa preguntándome si tal informe o video servía, etc. Era fuerte, inclusive, ver los carteles colgados con nuestras hipótesis y explicar que no toda hipótesis es verdadera, sino simplemente una hipótesis, de hecho a una la refutamos.

–¿Cuáles fueron y cómo arribaron a ellas?
–Partimos de aquella pregunta sobre por qué el hombre es violento hacia la mujer y la respuesta fue “por miedo” y acá tomaban como ejemplo a los animales. Decían que un perro ladra o muerde cuando siente miedo, entonces igualaban esta conducta al hombre, pero enseguida surgió la pregunta: “¿Y miedo a qué?”. Y la respuesta a esto son nuestras hipótesis: “Estamos en una sociedad machista”. “Algunos hombres tienen miedo a que la mujer sea más fuerte”. “Falta de educación e información”. “Muchos medios de comunicación cosifican a la mujeres”. Y la última que fue la que refutamos: “Los hombres violentos tienen una enfermedad”.

–¿Cómo fue investigar esta problemática con niños de 12 años ?
–Maravillosa experiencia. Empezamos a buscar situaciones, de distintos ámbitos, donde veíamos la desigualdad. Trabajaron en grupos buscando material en programas de tv, revistas, canciones, cuentos infantiles, la ropa y los juguetes. Vieron que a los varones les regalaban juguetes de profesiones o autos y aviones y a las nenas juegos de ama de casa. Los deportes también eran el tema. Algunas nenas decían: “Por suerte en casa me dejan ir a fútbol y básquet”. Los varones reconocían que cuando una nena juega mucho con ellos le dicen “marimacho” y, cuando es al revés, entre ellos se acusan de “nenita”. Respecto a programas de tele, el primero rechazado fue [Marcelo] Tinelli. Los chicos se preguntaban: “¿Por qué tienen que mostrar esos cuerpos y cortarles la pollera a las chicas?”. En cuentos infantiles confrontaron La Cenicienta o La Bella Durmiente (donde cuestionaban a la princesa porque no hacía nada más que dormir) y Mulan (que es una guerrera que para cuidar al padre tiene que vestirse de hombre). Como canción eligieron la cumbia Una Florcita, que habla del caso de Candela Rodríguez.

–¿Qué otras aristas de la problemática abordaron?
–Trabajamos el tema de cómo difunden los medios este tipo de noticias, los comentarios en las redes sociales que son preocupantes porque se siguen viendo expresiones de machismo y violencia. De las leyes solamente hablamos de la ley de Educación Sexual Integral porque lo tenemos que trabajar en el aula y no se está dando en todas las escuelas públicas. No hay fondos, antes llegaba mucho material, ahora lamentablemente no está pasando. En la Escuela N° 6 estamos trabajando en un bloque, tenemos dos horas de la materia y a los chicos les encanta, porque hablan con otras docentes, no solo con la que ven todos los días. En los recreos buscan a la seño de ESI para contarle cosas que les pasan en lo personal, se genera confianza y afecto.

–¿En el proyecto volcaron situaciones reales propias de la vida cotidiana?
–Sí, en todo momento mandaron al frente a sus padres. “Mi papá no hace nada en casa” o “mi papá, el otro día, iba manejando y le dijo a un auto: seguro que es mujer por eso va despacio”. ¡Son geniales! Y lo mejor es que, luego de trabajar la temática en casa, me cuentan los progresos en igualdad, entonces vienen y te dicen: “Sabe, seño, que anoche mamá y papá lavaron los platos juntos”.

–Los padres y madres, contentos con la seño…
–Espero que sí… (entre risas) al menos eso me transmitían en la Feria de Ciencias y todos saltaban ante algún gesto o expresión de desigualdad. Ejercitamos todos. Además, festejamos el haber obtenido el segundo puesto.

–¿La conclusión tiene diferentes matices?
–Nuestra conclusión es que los hombres no son violentos por naturaleza, sino que es la sociedad que a través de muchísimos años ha impuesto que la mujer debe estar sometida, ya que desde que nacemos nos enseñan eso. El hombre, frente al temor de perder ese lugar de superioridad, ejerce violencia en diferentes niveles. Está en nuestras manos generar ese cambio de mentalidad en la sociedad, concientizar y fomentar la igualdad de género para que se reduzca la cantidad de hechos de violencia de género.

–¿Cómo docente, siente esa responsabilidad social?
–Sí. Creo que es fundamental que abordemos, ya, esta temática en forma transversal. Me preocupa mucho la realidad que tenemos y me alienta ver los resultados con los chicos cuando nos ocupamos. De nosotros depende.