Una herida imposible de cerrar

Una de las causas donde más se visualiza la huella de la corrupción es la de la llamada Tragedia de Once, una catástrofe donde 52 personas perdieron la vida hace cerca de siete años.

Paolo Menghini es el padre de Lucas, una de las 52 víctimas del siniestro ferroviario que se dio en llamar la Tragedia de Once. De paso por Pinamar, se refirió a la causa y a diversos aspectos que rodean a uno de los hechos más luctuosos producidos por la corrupción.

“Éste ha sido un año sumamente intenso, muy importante. Se han confirmado las condenas de 2015, lo que llevó casi tres años; también han sido encarcelados todos los responsables de la masacre. Hemos llevado adelante el juicio contra Julio De Vido, una figura emblemática del kirchnerismo; hemos logrado su condena por uno de los dos delitos; estamos en el recurso de casación tratando de que sea incluido no sólo en la administración fraudulenta, en lo que fue condenado, sino también por estado culposo. Hay mucho trabajo por hacer, lo judicial ya va aflojando pero hay mucho por hacer respecto a la ayuda que necesitan los familiares de los fallecidos y los heridos”, señaló.

Para Menghini cada paso ha sido de suma importancia, especialmente en lo referido a la Cámara de Casación y el encarcelamiento de Jaime, de Schiavi, los hermanos Cirigliano. Apellidos quizás no demasiado difundidos por la prensa pero que ocuparon lugares clave en todo el proceso, según la Justicia. Si bien siempre se habla de una Justicia lenta, en este caso hay encarcelados y los procesos continúan.

“En lo personal también hay una causa contra los tres jefes del operativo de rescate del cuerpo de mi hijo, que estuvo más de 60 horas abandonado en un tren y que fueron absueltos por la jueza Servini de Cubría y que el juez de la Casación que le respondió lo hizo diciéndole que ese fallo no se atenía a derecho y conminándola a modificarlo por las aberraciones que tuvo ese juicio, que fue una vergüenza, de la mano del fiscal Federico Delgado, que en vez de defender los derechos del Estado argentino trabajó en función de los imputados... no peguntando, no interviniendo, no tomó una sola línea de nota en todo el juicio; algo verdaderamente insostenible y que esperamos, este año, pueda ser modificado. Como a los familiares de Cromagnon o de AMIA, nos toca una parte muy dura, es sobrellevar la vida con una pérdida tremenda y aún así seguir todos los días confiando en la Justicia”, agregó.

Con relación a Marcos Córdoba, el maquinista del convoy siniestrado, no tiene dudas de su culpabilidad aunque considera que nada tiene que ver con una estructura montada a lo largo de 60 años en las vías sin ninguna seguridad ni sistema de frenado efectivo. Un tren que, además, no podía recuperar el aire necesario para el sistema de frenado.

“Nosotros claramente hemos dicho muchísimas veces que en el partido político que formaban Jaime o Schiavi nunca fueron ni siquiera recibieron un mínimo toque de atención. Lo contrario: ellos estuvieron cubiertos todo lo que se pudo, ocultos. Nosotros no nos vamos a cansar de señalar para quienes trabajaron durante años, no por una cuestión electoral porque lo nuestro no tiene nada que ver con un partido político. Somos un gran grupo de familiares, donde todos pensamos de muchas maneras diferentes y acá no hay una sola línea; la única que nos identifica es la de no callarnos la boca y decir las cosas como son. […] Si ellos no se preocupan por limpiar la imagen de su partido, allá ellos; nosotros sí sabemos lo que tenemos que hacer y es que De Vido, Schiavi y Jaime fueron responsables de la muerte de 52 inocentes que no se pueden olvidar”, agregó.