“A los partidos les falta conducción política”

Al generador de la transformación del frente marítimo le parece que es necesario conocer la idiosincrasia de un pueblo, sus problemas y sus códigos antes de postularse como candidato a manejar su destino.

El arquitecto Fabián Cambre analiza el panorama político, en un año que promete una dura contienda electoral. Como bien dice, hoy su vida diaria está dedicada a la política en un margen de un 15 al 20% y el resto, a su familia, a su profesión y a un hobby, que, como asegura, es el motociclismo.

“El hobby es para abrir la cabeza, para pensar, para poder ver dónde estoy parado y disfrutar un poco de esta vida. No es que se me apagó el fuego, sino que la estoy viendo de otra forma. Me gusta hacer política de la buena. No me estoy metiendo en todo este enrosque de ver quién va a ser o no candidato. Yo estoy trabajando en un proyecto político y en un proyecto de ciudad. Además, estamos armando un equipo lindo y por ahí con el parque industrial de Ostende, que nos entusiasma y que la gente se prende para hacer un proyecto de esa índole. Nosotros tenemos que tratar de abordar los problemas reales de la gente, como el tema de la usurpación”, explica.

De manera tangencial, Cambre toca todo un tema como es la cercanía de la clase política con los problemas diarios de la gente y el déficit de la vivienda lo es, y la usurpación quizás una de sus aristas más dolorosas.

Es inevitable sobrevolar una de las sorpresas de la política actual, como es el esbozo de resurgimiento de Horacio Errasquin de la mano de la irrupción en el mercado local de Aníbal Fernández.

“Errasquin es un buen otorrino, buen médico. Pero Perón decía, con todo el respeto: ‘Los médicos sirven para curar’. Está bien en función de la política que uno despliega, pero si vos estás en un armado no te podés poner primero en una lista y después ver quién te sigue porque verdaderamente ése es el principio del fracaso de la política. Aníbal Fernández es una persona respetable. Quién le va a discutir la figura que tiene. Para bien o para mal, la gente lo conoce, pero no tiene el arraigo y la visión que tengo yo, que soy nacido en Pinamar. Las cosas que tenemos que plantear acá no las podemos discutir por teléfono desde Quilmes o venir los fines de semana y hacer una recorrida, porque parece una tomada de pelo. Hay que estar acá con la gente, saber qué es lo cotidiano, y vos preguntás al final de todo: ‘¿Para qué querés venir acá?’’. O: ‘¿Por qué te da un interés repentino por Pinamar?”.

Cambre entiende que primero hay que conocer a la gente, los problemas de cada lugar, para luego erigirse en candidato a algo. Más allá de los equipos de trabajo, Fabián destaca con orgullo el nombre de su compañera de fórmula para encarar la vida, Patricia Meoqui.

Luego de 25 años juntos reconoce que sin ella no hubiese podido hacer nada, y “ella está a un lado de la política, de las discusiones intestinas que se pelean por un cargo, pero sigue participando desde la realidad, desde el lado de la gente y poniéndose en el lugar del otro. A veces coincidimos y otras no, pero son los pilares para poder haber hecho la cooperativa de vivienda, el frente marítimo. Yo sin ella no hubiese podido hacer nada. […] Circunstancialmente se pueden ganar o perder elecciones, lo importante es seguir haciendo cosas por la gente, por más que pase el tiempo, y a veces cuando muchos de estos políticos pierden elecciones lo primero que hacen es irse a su lugar, de donde nunca tendrían que haber venido”.

Fabián Cambre no duda de su ideología pero entiende que en el movimiento hay muchos personalismos, producto de una crisis política por falta de conducción. Se requiere “gente que tenga una visión para poder proyectar hacia adelante. También veo mucho personalismo, lo veo en Propin, en Unidad Ciudadana, en Cambiemos; veo esa necedad de querer estar y no comparto esa forma de ver las cosas. Por ahí me encantaría ser candidato pero que la gente apoye, porque si no estoy en el radar de la gente es un gasto innecesario y voy a seguir aportando desde el lugar que me toque”.

El arquitecto sigue apostando, lo hace con la apertura de una nueva oficina o con un nuevo espacio para la radicación de industrias. Como muchos, cree en que la solución a los males de Pinamar la tienen los pinamarenses. Quizás por ello admite: “Yo no voy a apoyar a Aníbal Fernández ni a Errasquin. Les deseo suerte”.