Acerca de una solución postergada

La policía de la provincia de Buenos Aires vive, por esto días, una situación impensada aunque si analizamos no es la primera vez que hacen público y notorio que sus ingresos magros no le alcanzan para vivir.

Para Martín Korín el reclamo policial reconoce otros antecedentes, sin embargo no hay una respuesta que nos asegure que este tipo de demanda se pueda volver a repetir, sino soluciones que se han ido postergando a lo largo de estos años. Hoy el marco de la pandemia ha dado como resultado un clima de mayor exigencia donde la situación parece agravarse.

En algunos casos de plantea la duda de si estamos en presencia de un legítimo reclamo o si en verdad es un caso de desestabilización.

Al respecto Korin señala: “Habiendo nacido en una familia policial, habiendo mamado de chiquito lo que es la seguridad y el uniforme, lo primero que hice fue consultar a mi papá y preguntarle qué movimientos de similares características o al menos tan trascendentales había en la historia policial y empezamos a hacer un poco de historia juntos y desde el 73, en el 96, en el 2013 pero como este ninguno. O sea que estamos hablando que es algo que no nació ahora, que es algo que están relegando en el tiempo las prioridades, tal vez invertidas en varios aspectos, no solamente en este momento, y se han marcado de una forma más notoria, más evidente, bajo este contexto pandémico que tenemos donde no solamente las fuerzas policiales están cumpliendo la labor para la cual fueron creadas sino que además están haciéndose cargo de determinadas circunstancias que por ahí no le competen como hacerse cargo de controles vinculados a la pandemia y me parece que eso ha hecho que la tolerancia se haya terminado más rápido”, reflexiona

Korin recuerda cuando alguien sin pensar demasiado manifiesta “estudiá, no seas policía”. Una acotación que intenta minimizar el rol policial y que desconoce que hay quienes adquieren conocimientos. Tal es el caso de nuestro entrevistado que ingresó a la fuerza a los 21 años y se recibió a los 22 con un título universitario, sin que eso fuera un caso de excepción ya que era una gran camada donde teníamos abogados, odontólogos, muchos profesionales que hacíamos eso por vocación.

“Es muy fácil caer en la máxima que establecen muchos de decir ‘se meten porque necesitan el sueldo’ y cuando uno viste el uniforme y vive un montón de cosas como el hecho de que uno quiere hacer bien su trabajo y tiene que recurrir al bolsillo para cumplir un montón de insumos que naturalmente deberían ser provistos por el estado, esa es una forma de demostrar la vocación, y eso se ve en el día a día, cuando un efectivo policial hace las cosas por amor al uniforme… no son los únicos, hoy son los policías los que reclaman de una manera sumamente justa a mi entender, pero también son los médicos, los docentes, todos están relegados en lo que refiere al salario y esto tiene que ver con que están invertidas las prioridades dentro de una sociedad en la cual los que más deberían ganar son los que menos lo hacen, sin olvidarnos que tenemos bomberos que son voluntarios y que tenemos tantas otras asignaciones o partidas presupuestarias asignadas a auxiliar a personas que por ahí no generan ningún tipo de actividad”, concluye.