Ambicioso plan particularizado de viviendas

Se trata de un proyecto en etapas que apunta a satisfacer el déficit habitacional pinamarense, que ronda las 1400 viviendas, y que se desarrollaría en 16 hectáreas asignadas a tal efecto.

La arquitecta Iliana Mignaqui, profesora e investigadora en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (FADU), conjuntamente con un equipo del mismo espacio académico, realizó un plan particularizado de viviendas para 26 hectáreas.

La profesional pormenoriza sobre el proyecto y el marco en que se encuadra su desarrollo: “Un plan particularizado es una figura que está prevista en la ley provincial de Ordenamiento Territorial de Suelo, la Ley 8912; y esta ley lo que prescribe a los municipios es que cuando se va a hacer una expansión urbana para uso, ya sea residencial o de otro tipo, se requiere una planificación que está regulada por ley. El Municipio en el año 2015 aprueba la Ordenanza 4585 y en el Artículo 2° se designa este predio para que sea afectado al uso de la construcción de viviendas sociales. Dentro de la vivienda social hay distintas operatorias a través de los planes federales de vivienda y a través de los institutos provinciales de vivienda. Entonces, el Municipio creyó oportuno planificar el uso de esas 26 hectáreas entendiendo que el recurso suelo urbanizado es un recurso escaso y hay que usarlo eficientemente por los costos que implica, tanto para la Provincia y la Nación, y al Municipio, en especial extender servicios. Por eso el uso racional del suelo fue la primera demanda por parte de las autoridades del Municipio al equipo de profesionales de la UBA. Entonces, hoy vamos a presentar un plan donde se da respuesta a una demanda de 1400 viviendas que tiene el Municipio. Por supuesto, esto está pensado para ser hecho en etapas y con diversidad tipológica; esto quiere decir que hay demanda de vivienda unifamiliar con cuatro dormitorios, con tres, con dos. Entonces, lo que hicimos fue una propuesta con una mezcla de tipologías edilicias, planta baja, planta baja y tres pisos, planta baja y seis, siempre en el marco de lo que las leyes provinciales fijan en materia de política habitacional, la ley ya mencionada, la ley de acceso justo al hábitat y lo que el Código de Ordenamiento Urbano de Pinamar prescribe”.

En este punto la arquitecta se detiene en sus consideraciones para plantear una aclaración que hace de Pinamar un lugar diferente. Y es que se trata de una ciudad balnearia atípica, porque nace planificada. No es lo mismo que otros municipios vecinos. Nace con un plan y eso se nota: cualquiera que entra a Pinamar percibe que acá hubo un ordenamiento territorial. Esto es una topografía medanosa con bosques arbolados. Entonces, no podemos pensar en un proyecto como si fuera una ciudad de la llanura.

“Esto tiene topografía medanosa, arboleda preexistente, tiene un paisaje. Por lo tanto, el primer criterio proyectual que respetamos y nos pusimos como principio es entender el sitio geográfico, respetarlo y a partir de él empezar a pensar estrategias proyectuales que, haciendo un uso eficiente de ese suelo, no alteraran dentro de lo posible esa topografía y ese paisaje. El resultado es que hay variedad de lotes y tipologías que básicamente respetan una de las características de Pinamar que es lo que llamamos tejido abierto, es decir que no se materializan medianeras, ejes divisorios. Entonces, las propuestas son distintas tipologías edilicias que respetan un retiro de la línea de frente, no se materializan medianeras y precisamente al respetar la tipografía se integran al paisaje. Luego, esto es para cuando se ejecuten las viviendas. Esto lo proponemos. Obviamente, nosotros vamos a proponer lo que a nosotros nos parece mejor y superador de otras operatorias de vivienda que se han hecho; es trabajar con tecnologías limpias, trabajar pensando en la escasez de agua que tiene Pinamar. El Municipio va a ceder, en materia de espacios verdes libres públicos, casi el doble de lo que le exige la Ley 8512; eso va a permitir una mayor captación de agua por infiltración”, razona.

Se considera para la concreción del proyecto la utilización de tecnologías constructivas preferentemente racionalizadas. Hoy, a nivel nacional, ya Procrear admite que se utilicen construcciones en seco, con estructuras de madera, y eso ayuda a reducir los tiempos de obra y mejorar desde el punto de vista de la eficiencia energética, la calidad de vida y el ahorro de energía (hoy tenemos serios problemas en el abastecimiento).

Es el inicio de un recorrido por senderos burocráticos pero no deja de ser un comienzo alentador.