Cambios en la Casa del Niño de Pinamar

La entidad, creada en 1984, se encuentra en plena etapa de modernización. Techos nuevos, instalaciones y pintura renovada son algunas de las obras que se realizan en su sede.

Despuntaba la democracia cuando el gobierno de don Pedro Actis Caporale vio que decenas de familias que vivían en el distrito pasaban por penurias heredadas de la dictadura militar.

Fue así que los integrantes de Acción Social de entonces proyectaron y luego pusieron en marcha un plan para contener a esas familias y darles protección a sus hijos. Pasó el tiempo, fueron miles los chicos que pasaron por sus aulas y hoy, a 34 años de aquella idea, siguen prestando un servicio invalorable.

El tiempo pasó, y las estructuras debían renovarse. Por estos días la casa es un caos, pero tiene un porqué. Al techo de tejas lo están cambiando por otro más moderno. Las instalaciones, tanto en el comedor como en la cocina, también. Y las paredes esperan prontas a ser pintadas.

La directora, Carmen López, cuenta que “después de muchos años se está remodelando por dentro y por fuera. Más que nada refaccionando, cosas que estaban deterioradas por el uso intensivo que tiene el edificio, por la matrícula que tenemos. En verano se comenzó todo este cambio de techo, sacando aquel que era el original. Y ahora estamos en la etapa final; esperamos que termine pronto para abrir las puertas de la institución”.

–¿En este etapa es sólo el cambio del techo?
–Sí, pero luego seguirá la parte de pintura interna del edificio, cambio de mobiliario, de cocina en el sector elaboración, pintura, cortinas, pisos... Hay mucho por hacer todavía.

–¿Tiene fecha de finalización para empezar a trabajar?
–Dependemos mucho de las obras; por lo menos esta del techo, que se finalice, que está en la última etapa. No obstante, estamos trabajando con las familias de los nenes que estarán este invierno con nosotros; es el trabajo interno de la institución. Una vez finalizado, y cuando podamos poner medianamente en marcha todo, abriremos las puertas.

–¿Cuántos chicos tienen anotados?
–La capacidad máxima que tenemos es de 80 nenes. Más no, porque no nos dan los espacios físicos. Este año tenemos demanda, a diferencia de otros años, muchas familias que se acercan. Ya no es de la institución que nos derivan sino que la misma gente se está acercando, planteando las situaciones familiares por las que están atravesando.

Un dato. “Hay un alto porcentaje de mamás que están solas con los nenes. Esta mañana por ejemplo atendí una mamá que me dijo directamente que los nenes quedan solos, tres hermanitos. Y eso es un riesgo altísimo. Por eso nuestro apuro para abrir lo antes posible”.

–Muchas familias vinieron a radicarse a Pinamar, pero la demanda es más en aquellos que son residentes de antes...
–Claro, son familias que ya están radicadas en Pinamar pero la dinámica familiar, separaciones y demás, hace que, aquello que estaba bien hace un año, al siguiente no está tan bien. De ahí viene también la demanda de las madres. Y no solo eso, tenemos papás que están solos y a cargo de sus hijos. Es, además, porque las familias se van reestructurando y los nenes, que son todos chiquitos de 3 a 11 años, si la mamá o el papá tienen que salir a trabajar para sostener a las familias, sí o sí quedan solos. Y eso para nosotros es un riesgo altísimo.

Un positivo gesto

Dos corredoras pinamarenses, Mariana Franco y Guillermina Castaño, se pusieron en campaña para juntar zapatillas y zapatos para los chicos. “Ningún niño sin calzado” fue la consigna. Y ayer unos 80 pares fueron entregados a la Casa del Niño.

“Las chicas estuvieron también el año pasado con nosotros, donde nos acercaron mochilas. Después, para el Día del Niño acercaron juguetes, y este año lo hicieron con zapatillas”, comentó la directora López. “Estamos siempre en contacto con ellas, que colaboran muchísimo con la institución. Ahora estamos ordenando los pares para ir entregándolos durante el año”.

“Pero siempre hacen falta cosas. Buscamos ese empuje para que la casa siempre esté linda, prolija, y que sea realmente un hogar en donde uno reciba niños. Que sea alegre”.