Estamos a tiempo

En un accionar conjunto entre las autoridades educativas y los responsables de la prevención del delito se han elaborado estrategias que apuntan a garantizar la calma en el corredor educativo de la Avenida Intermédanos.

La inspectora jefe distrital, Mónica Ortino, se refirió a algunos brotes de inseguridad y violencia que se registraron en los últimos tiempos en lo que da en llamarse “corredor educativo”. Un recorrido de la Avenida Intermédanos que incluye el Colegio San Antonio, la escuela de la Fundación UOCRA, la EST 1 y la sede Costa Argentina de UADE. Establecimientos a los que habría que sumar el Polideportivo Municipal.

Lo cierto es que hace aproximadamente un mes la funcionaria educativa depositaria de las inquietudes de las responsables de la dirección de cada establecimiento se comunicó con la Secretaría de Seguridad a los efectos de ver la forma de ejercer un mayor control de la situación y darle un corte a un problema que podía crecer y tomar un cariz de ribetes más severos y peligrosos para los jóvenes que, a diario, ingresan y egresan de las distintas instituciones educativas.

Lo cierto fue que se plasmó una acción conjunta que arrojó resultados satisfactorios. Seguridad destacó efectivos en la zona, de manera tal de prevenir males mayores. Se creó la figura de un coordinador o responsable, que será depositario de las inquietudes de las direcciones de las escuelas, una especie de nexo entre quienes dirigen las escuelas y los responsables de la seguridad.

Las averiguaciones dieron como resultado dos rasgos que a priori eran impensados. Por un lado, la edad de los protagonistas de las peleas y los actos de violencia no es la de los alumnos que están a punto de egresar sino la de los recién ingresados, jóvenes cuyas edades rondan entre 12 y 13 años.

El segundo elemento es que los conflictos se inician a partir de un vínculo que se teje en las redes sociales. Es allí donde los chicos discuten y se prometen cobrar deudas a través de la agresión física. Esto trae que en algunos casos los agresores puedan o no pertenecer a los mismos colegios o directamente estar fuera del circuito educativo.

La misma inspectora, guiada por su experiencia y conocimiento, entiende que los padres deben ser más cuidadosos a la hora de otorgar libertades ilimitadas en el acceso a las redes sociales. Navegar o deambular por el chat puede llegar a convertirse en una aventura peligrosa y no son pocos los casos que alimentan las crónicas policiales de nuestro país que reconocen un origen en relaciones con desconocidos que se tejen a partir de una libertad que sólo les acerca a los chicos relaciones malsanas.

La funcionaria indica que ante cualquier caso de agresión o intento de robo hay que recurrir a las autoridades de la escuela a la que pertenece el alumno, llámese directoras o profesores.

El sentido común indica que es una responsabilidad de toda la comunidad, no obstante estar al frente de la contraofensiva las autoridades educativas, la seguridad municipal y las fuerzas dedicadas a la prevención del delito. A todo esto hay que agregar lo más importante, que es el compromiso de los padres y una tutela estricta y cercana de los jóvenes que serán el futuro de Pinamar.