Fabián Cambre analiza la obra pública

La visión del arquitecto pinamarense se posa en algunos aspectos de los trabajos realizados. Falta de controles y ausencia de un proyecto que tome a la ciudad como un todo son parte de sus argumentos.

Es evidente que a Pinamar, hace muchos años, no llegaban obras públicas y cuando este tipo de acciones se producían no eran de gran envergadura ni integraban un programa ambicioso, como ha ocurrido durante la actual gestión del gobierno de Cambiemos.

Fabián Cambre es arquitecto y tiene un ojo experto acerca del lugar que lo vio nacer, desarrollarse y tener una familia. Su opinión puede ser no compartida pero siempre es digna de ser escuchada.

“Uno busca hacer un análisis objetivo. Si bien trajeron muchas cosas bajadas por Nación y Provincia, para intervenir diferentes sectores de Pinamar, en este caso sectores urbanísticos, como es la plaza de Central y España, como es el proyecto de centralidad de Pinamar, que abarca tres obras, como la de Bunge y Playa, la de Burriquetas y Bunge, y la de Marco Polo y Bunge, adolecen de ciertas imperfecciones. Las obras del Corbeta, el playón del Polideportivo, creo que por Presupuesto Participativo hicieron el tinglado de la cancha de Nuevo Amanecer y una serie de obras más; todas ellas no se terminaron. En segundo lugar, fueron muy mal administradas. Y, tercero, creo que dentro del arte del buen construir esas obras tienen muchas falencias técnicas, muchas anomalías, de las cuales hay que empezar a hacer una revisión porque no hay que quedarse con que hacen y que la obra está, porque esas intervenciones tienen que durar en el tiempo, por la inversión, y porque, aunque sean recursos de Nación o de Provincia, no quiere decir que no sea con recursos de la gente cuando paga sus impuestos. Entonces, me parece que ese estudio, esa idea de empezar a auditar la obra pública y el Estado, no tiene que tomarse como un tabú, no puede tomarse como algo que no se puede hacer porque le quieren poner palos en la rueda. La función es la de controlar al Estado, lo que se hace, lo que se hace bien y también en lo que no se hace tan bien. Ésta es una oportunidad de que las cosas empiecen a hacerse definitivamente bien y a esa tarea estamos abocados”, pormenoriza.

En la actualidad, Cambre es asesor técnico en el Concejo Deliberante e integra el equipo de Unidad Ciudadana. Desde su función, percibe que existe un retaceo de información por parte del Ejecutivo, una desatención llamativa a la relación armónica que tendría que imperar entre el Ejecutivo y el Legislativo. Sin embargo, según su mirada, ello no ocurre, por lo que se dificulta desarrollarse “en un Estado mejor, más equitativo, para que recuperemos la confianza en la política”.

El arquitecto Cambre, cita a manera de ejemplo, una obra: “Para la centralidad de Pinamar los tiempos se vencían a fines de diciembre. La obra, si bien se licitó en agosto, en septiembre la empezaron, y tenían tres meses, por el pliego de bases y condiciones. Luego, hubo una extensión de las tareas realizadas pero estamos hablando de una obra en que se gastaron casi 34 millones de pesos; si bien con todas las certificaciones se pagaron 25 millones de pesos quedan aun ocho millones de pesos sin pagar. Al hacer un informe técnico se trata de relevar todas las situaciones, todo lo que se ha construido, todo lo que se ha puesto, todo el equipamiento, de acuerdo al pliego de bases y condiciones técnicas. Entonces, a partir de ahí es donde uno empieza a hacer un análisis de costos, financiero, en un marco legal y en un marco técnico, que es lo que me incumbe a mí, y yo creo que hay que hacerlo, es el deber del que está en política, en la gestión pública, según el rol que tenga cada uno; es la obligación y nadie tiene que oponerse a eso”.

Cambre también considera que cuando se interviene una arteria o una zona de la ciudad, como es el caso de la Avenida Bunge, debe tomarse en un sentido general, en un todo.

“Creo que en Pinamar no ha habido en los últimos años una planificación urbana acorde a lo establecido y de cómo es la dinámica de los cambios de la ciudad. Me parece que Pinamar está como para refundarla, empezar a pensarla de forma diferente. Ante las diferencias que se observan, tendría que haber un espacio integrador y ellos tuvieron una oportunidad de hacerlo. Pensar bien cómo es el sistema circulatorio, cuáles son las vías de primer y segundo orden, las avenidas, las calles menos y mucho más transitadas. Todo esto, por eso, se debe trabajar en un todo y en ese sentido nunca se ha planificado la ciudad. Esto no es un vicio de este gobierno sino también de todos los anteriores […]. Fijate que tenemos más de 4500 hectáreas urbanizadas y son 6600… también se está trabajando en un plano urbano ambiental, entre otros”, amplía.