Instituciones de Cariló y ambientalistas se reunieron con los concejales

Pidieron cambios en las ordenanzas vigentes que, de aplicarse, podrían diezmar el bosque, en franca violación a la Ley de Paisaje Protegido.

El bosque del parque Cariló, una vez más es noticia. A las nuevas disposiciones por parte de la Municipalidad de Pinamar de sacar toda vegetación que ocupe espacio público en los frentes de las viviendas se suman las fuertes multas ante una norma que es de imposible aplicación.

Al menos es lo que sostienen las entidades de Cariló que se reunieron con los concejales para decirles, con pruebas en la mano, que las medidas tomadas no responden al espíritu de la comunidad.

Eduardo Bari, del Foro de Amigos de Cariló, explicó que “el planteo es mostrarles todos los argumentos legales que hacen que la ordenanza 5289/18, que ordena a todos los vecinos quitar toda especie arbórea, cualquiera sea su magnitud, del frente de sus casas, no es válida y por ende no puede ser cumplida por los contribuyentes”.

Por otro lado “está el incumplimiento de varias leyes nacionales y provinciales, incluso tratados internacionales de las Naciones Unidas en donde la Argentina ha sido signataria”.

Esto porque “el trabajo que ellos llaman es el ensanche de las calles de Cariló, que implica tener un plan además de un estudio de impacto ambiental que tiene que ser aprobado por la Provincia de Buenos Aires y después pueden decir si vamos a ensanchar las calles. Lo mismo sucede con la tala de los árboles, donde vemos que las respuestas son verbales y nunca logramos dar con el acto administrativo, con la firma del profesional responsable, que diga el motivo por el cual se va a talar un árbol en Cariló”.

Bari aclaró que “esto es válido para todo el Partido de Pinamar, pero en el caso de Cariló es más grave porque tiene leyes especiales, como la 12.099, que la declara Paisaje Protegido, y la Ordenanza 3.361, que la reglamenta. En verdad se pasó por encima de todas esas normas. Por eso es que queremos demostrarles a los concejales que, además de no ser de aplicación, la Ley Nacional de Medioambiente dice claramente que, cuando sucede algo como esto, los vecinos y las asociaciones civiles tienen derecho a reclamar. Y en caso que no se detenga inmediatamente la obra, aunque no haya evidencia científica siquiera, puede ser detenida por la Justicia”.

“Por ende, si es necesario, iremos a la Justicia para que dictamine si tenemos razón o no”, sostuvo Bari. “El pedido fue hecho en el Departamento Ejecutivo y fue ignorado primero a la Fundación Cariló. Nosotros lo hicimos en el Concejo Deliberante junto a la totalidad de las asociaciones civiles que confirman el Consejo Asesor, en un acta, para quedar con el secretario de Servicios Urbanos [Javier Mendía] que se iba a detener inmediatamente los trabajos de tala y de ensanchamiento de las calles”.

–¿Qué pasa con la gente que ya hizo ese trabajo que desconocía estas acciones últimas?
–Lo que dice la ley es que los costos de la remediación corren por cuenta del responsable, en este caso, el que haya intimado al propietario a sacar las especies arbóreas de su frente, que incluye no solamente los árboles sino todas las especies verdes también. Sin importar la magnitud, sean muy chicas o grandes.

“Cariló no tiene veredas ni tiene calles. Son caminos de bosque que no tienen la característica de tener siete metros de ancho, porque tienen que pasar dos autos, como dice el secretario de Servicios Urbanos. Pero el secretario no tiene autoridad para hacer lo que hizo, porque primero se necesita un estudio de impacto ambiental y una autorización de la Provincia de Buenos Aires”.

“¿Cómo imagino que terminará todo? Creo que los concejales van a entender, van a ver la evidencia. Nosotros traemos todas las leyes. Y a esto le sumamos que hace diez días atrás la Cámara de Senadores de la Nación decretó la emergencia ecológica y ambiental. Pinamar dice que quieren que lo distingan como un municipio ecológico, pero la verdad es que estamos bastante lejos de eso. Me gustaría que lo decretaran para así todos comprendamos el peligro que tenemos por delante para nuestros hijos. Que empecemos a hacer las cosas de acuerdo a las normas, y no como suele hacerse en la República Argentina, que sufre anomia social, donde todo el mundo les tiene desprecio a las normas y las usa cuando tiene que hacérselas cumplir a otro”.