Con ese motivo se reunió con parte de su gabinete y los intendentes de los distritos que conforman el litoral costero bonaerense. Se anticipa una temporada repleta de protocolos. Martín Yeza participó de la videoconferencia propiciada por el gobierno provincial.
En el mediodía del lunes, el gobernador bonaerense mantuvo un encuentro con intendentes de la costa con el fin de ir dándole forma a un plan que sea el resultado de una acción conjunta con miras a la próxima temporada de verano.
El encuentro virtual estuvo conformado por los ministros Carlos Bianco, Teresa García, Daniel Gollán y Augusto Costa, a los que se sumaron los intendentes que tendrán la no fácil tareaa de unificar criterios para generar un protocolo unificado.
Este primer acercamiento con este fin tuvo como ejes: el turismo, la cuestión sanitaria y la seguridad.
El gobernador Kicillof fue claro frente a los intendentes de la costa atlántica, en el sentido que habrá temporada de verano. El argumento tiene más de anhelo que de certeza y dependerá de la situación epidemiológica de los próximos meses.
De esta forma quedó conformada una mesa de trabajo de la que circulará un protocolo único y una metodología de trabajo común a todos los distritos.
Uno de los puntos clave de la reunión giró sobre un tema que ya vienen tratando los intendentes y que es la extensión de las vacaciones. Pretenden que la gente se quede más tiempo en las ciudades y que haya menos rotación de público. Apuestan a reducir al máximo la visita de los turistas que solo van por el fin de semana o cuatro días, e incentivar que el tiempo de duración sea mayor de dos semanas. De esta manera se evitaría una gran rotación de turistas con la intención de facilitar los controles.
El entusiasmo reinante en la reunión permitió imaginar una temporada de cinco meses y hasta una modificación en el inicio de las clases.
Las reuniones seguirán en las próximas semanas. Kicillof dejó en claro el horizonte que tiene su gobierno en lo que respecta a la temporada de verano. Los intendentes plantearon sus dudas y sus preocupaciones dentro de un marco de antecedentes donde el verano es sinónimo de desbordes apenas contenidos y una desobediencia propia de un desborde congénito del concepto “estar de vacaciones” que significa para muchos.
En este caso la instancia muestra a oficialismo y oposición unidos. Las únicas diferencias previsibles son las que susciten entre residentes que no viven del turismo y visitantes que quieran vivir sus vacaciones como si fueran las últimas.