Los escurrimientos superficiales son más económicos

Ante las copiosas lluvias de los últimos meses, han recrudecido las zonas con acumulación de agua. Desde Servicios Urbanos, se recomienda la implementación de pozos blancos y drenes.

Con relación al manejo del agua de lluvia, desde la Secretaría de Servicios Urbanos, se apunta a que sea el mismo frentista quien se encargue del volumen que se deposita en su propiedad y que no lo transfiera al vecino.

El secretario del área, ingeniero Javier Mendía, alude a la nueva ordenanza promulgada al respecto: “La nueva norma sobre pluviales apunta a dos cuestiones centrales. Una se refiere a que cada lote absorba el agua de lluvia que le cae y no que lo transfiera al vecino y por ende a la vía pública, y el otro tema es el de la ocupación indebida del espacio público que hacen muchos vecinos. Todo lo que queda por delante de la línea municipal, vereda que debería ocupar dos o tres metros, en algunos casos se observa que hay ocupaciones de diez metros de la calle, cercados, con plantas, alambrados, etc. Ese espacio lo necesita la Municipalidad para poder disponer, por ejemplo, los drenes que permiten capturar el agua y evitar las lagunas en las calles”.

Mendía aclara un concepto que se denomina lluvia de diseño y que, a grandes rasgos, es un valor que estipula un rango promedio determinado para una zona en torno al régimen de lluvias. Este valor es el que se tiene en cuenta a la hora de diseñar los pluviales.

Sin tomar distancia del problema de la acumulación de agua en algunos sectores, el secretario señala que en algunos puntos se han implementado medidas. Un caso es en Matheu y Víctor Hugo u otros puntos donde la solución ha sido dura, con bombas y cañerías, drenajes, sumideros, entre otros recursos.

“La idea es que cada lote, sea baldío o construido, absorba el agua de lluvia y no la envíe a la vía pública; con eso tendríamos solucionado el problema y ninguna casa se va a inundar, ya que se inundan con el agua que otros vecinos arrojan fuera de sus terrenos. Luego de ocupar la vía pública, el agua busca el nivel más bajo y se produce acumulación. No digo que se solucionen todas las cuestiones con esto de que cada lote absorba su agua. Hay zonas unifamiliares en que el factor de ocupación es del orden del 25%, por lo que tenemos un 75% del lote libre de edificación. Esto es teórico, ya que hay que considerar las veredas y las rampas”, explica.

El crecimiento poblacional incide de una forma muy particular. En principio, se ocuparon para construir los terrenos más elevados; los bajos quedaron un tiempo e hicieron de sumideros absorbiendo el agua, pero al crecer el número de edificaciones esos terrenos bajos se rellenaron y se construyó, por lo cual dejaron de amortiguar el efecto de las lluvias. La forma que sugiere la Municipalidad es la de implementar pozos blancos y drenes.

Uno de los parámetros, como es la lluvia de diseño, ha quedado desactualizado porque lo que en un momento se consideró como tope (30 mm) en una precipitación, hoy se ve superado porque las últimas caídas han superado los 50 mm en una hora.

“Obviamente esto demanda obras de mayor magnitud. En la medida que los vecinos colaboren con los drenes y pozos blancos, bajamos la necesidad de reducir este tipo de obras, que son muy costosas, ya que además de hacerlas hay que luego mantenerlas. En cada lugar donde instalemos una bomba, un tablero y caños, hay que pensar que hay una cuadrilla que deberá atender esta nueva instalación para mantenerla limpia, libre de la arena que habitualmente se acumula en los sumideros. Los escurrimientos superficiales son más económicos y ecológicos, así que estamos en esa campaña”, agrega.

Toda esta explicación se relaciona con el recurso hídrico de Pinamar, que como muchos saben es una única napa, en forma de lenteja, susceptible de contaminación y de volumen limitado. De no ser así, y si no se tuviera la necesidad de contener el recurso, no se produciría ningún tipo de acumulación ni molestias.