“Los que han cerrado son muchos”

La titular de la Cámara de Comercio de Pinamar analiza la situación económica y su incidencia en el ámbito local. Luego de una magra temporada, la crisis se agudiza en el sector.

María Cristina Malegni es presidente de la Cámara de Comercio de Pinamar y recibe a diario las expresiones de disconformidad de parte de los asociados que además de resistir los embates de la situación económica transitan la baja temporada luego de un verano regular.

Nadie le tiene que contar nada porque desde su comercio percibe la impotencia de la gente que no puede acceder a comprar un determinado artículo, tal cual les ocurre a otros, no sólo en Pinamar.

“Lo mismo ocurre con todo tipo de comercio y lo que más me alarma es lo que ocurre en los supermercados, que han bajado las ventas. La declaración del Gobierno que dice que las ventas subieron, tanto en los supermercados como en los shoppings, es una verdadera mentira. También se dijo que los negocios estaban vacíos, ya que la gente compra en internet. Hay un sector de gente muy joven que compra, pero no compran ropa, ni zapatos o perfumes porque son cosas que uno se las tiene que probar. Puede comprar algo que no encuentra en el mercado local y, por otro lado, porque lo puede conseguir mucho más acomodado en el precio. Ésas son cosas que dicen y que mucha gente registra como positivas, lamentablemente”, describe.

–¿Notás la recesión en otros lugares?
–Sí. Sin ir más lejos, en Unicenter, un shopping destacado que tenía pasillos donde la gente tenía un lugar donde hacer fila, dada la gran convocatoria, hoy están vacíos y muchos negocios cerraron. Si en un lugar tan visitado pasa eso, vos imaginate lo que ocurre acá, en Pinamar. Y esto para mí recién empieza. Uno no puede pensar que no pasa nada, cuando pasa. Y en esto no tiene la responsabilidad absoluta el Gobierno, porque venimos de 70 años de decadencia.

–¿Cómo ves la falta de reacción de la gente? ¿Te sorprende?
–Exactamente. Fijate que, en cualquier país del mundo, te suben diez centavos de dólar o de euro en algo que te parece que no es justo: no solamente no lo consumen sino que lo dejan en la góndola. Nosotros salimos corriendo a comprarlo cuando dicen que va a aumentar y hacemos acopio en casa. En mi caso, cuando un producto es caro, yo lo lamento por los productores, porque por ahí termia siendo caro por la sequía o las inundaciones, pero hay que dejarlo en la verdulería; yo no me lo llevo a mi casa.

–¿Qué pasa con el sector al cual representan?
–Estamos muy alarmados porque, como decía antes, esto recién empieza. Los impactos de las tarifas, si bien ya las tenemos… Creo que va a haber mucha resistencia a querer prender los calefactores. Ya escucho a mucha gente que dice: “Pondré más frazadas en la cama” o “me pondré más ropa para estar dentro de casa” o “voy a tratar de no prender los calefactores”. Y eso es terrible, es como volver a la Edad de Piedra. Se habla de que había que salir de los subsidios, pero el mundo entero tiene las tarifas subsidiadas. Estoy muy preocupada. El sector nuestro está en el horno. El que puede trabajar un poco es un supermercadista, porque la gente necesita comer, pero también bajaron las ventas.

–¿Tienen una percepción de la cantidad de locales que han cerrado?
–Cantidad no te puedo decir, pero los que han cerrado son muchos; lo vamos a sentir y lo vamos a ir viendo en el transcurso del año. El Estado tiene que contribuir y premiar a aquel comercio que queda abierto. Porque el que queda abierto en invierno está haciendo patria. […] Y, en muchos casos, lo que se vende no se puede reponer. Lo que a mí me reconforta un poco es que en la Cámara tenemos sellados, no solo comerciales sino sellados de obras de profesionales, y hemos tenido muchos. También está la incógnita, si esa obra se va a llegar a ejecutar, porque luego de hacer el sellado cuenta con diez años para comenzar la obra. Con este parate que hay, yo temo que esas obras no se comiencen, porque el sector inmobiliario está muy afectado.

–¿Cuál es el mayor motivo de queja que tienen los asociados?
–Yo escucho que en verano nos sentimos ricos y en invierno vivimos la pobreza. Es cierto, lo que generás en verano, el invierno se lo va comiendo. Hay lugares que históricamente quedaban abiertos. Hay un supermercado en el norte que ha tenido que cerrar porque trabajaba a pérdida y porque lo que generaba en verano lo tenía que gastar en invierno. Hay una empresa de transporte, histórica de Pinamar, a la que le pasa exactamente lo mismo pero que no es que le pasa de ahora, le viene pasando desde hace años. Con esta cuestión, que nosotros hemos planteado en algún momento, de la tasa variable, que es confiscatoria para el inscripto. Es imposible porque es mucho el dinero que se tiene que pagar por Seguridad e Higiene a lo largo del año al estar atada a Ingresos Brutos. Si vos me pedís un diagnóstico exacto de lo que puede llegar a ocurrir, no lo tengo. No es que no lo tengo yo, me parece que no lo tiene nadie.

–¿Cómo llevan adelante los supermercados locales la aparición de los supermercados chinos?
–Puede que haya un impacto, pero lo que puede ocurrir en Buenos Aires, donde hay una diferencia de precios con los súper chinos, acá no; acá es más caro, por lo menos lo que yo conozco.

–¿Hubo algún acercamiento con el Ejecutivo para ver de qué forma se puede paliar este efecto?
–Justamente hemos hablado de tener una reunión con el Ejecutivo por otros temas que tenemos que tratar. No sé cuánta sensibilidad podrá tener el gobierno para darse cuenta de que la gente la está pasando muy mal.