No es sólo humo

Una nueva ordenanza determina sectores para fumadores y dispone la instalación de ceniceros para colillas de cigarrillos. La idea es reducir la contaminación que provoca el hábito, además de las patologías que provoca en quienes fuman.

El cigarrillo divide. Divide familias, equipos de trabajo, proyectos. Y, como no podía ser de otra manera, uno de ellos, con intención de sectorizar la playa para que los fumadores ejerzan su actividad en un área determinada, provocó un debate intenso en el HCD de Pinamar, que incluso dividió bloques a la hora de votar.

El proyecto, presentado por el bloque de Propin, apunta a continuar con una línea de legislación que se viene dando a nivel mundial y nacional desde hace tiempo. A los fumadores se los ubica en un lugar donde, básicamente, no joroben a los no fumadores, con la idea de desalentar el “vicio”. Bajo la argumentación de la contaminación que las colillas generan, se determinó que sólo podrá fumarse en un radio alrededor de los ceniceros que se instalarán en la playa. Evitando, por un lado, la consabida tirada de colilla en la arena, y por el otro, alentando al fumador a abandonar su adicción.

El proyecto, entonces, planteó que la manufactura de cigarrillos es una de las principales causas de desechos químicos, aludiendo a informes y estadísticas. También, que el humo de tabaco tiene más de 7000 sustancias tóxicas que constantemente son liberadas al aire que todos respiramos incluyendo monóxido de carbono. La combustión también produce dióxido de carbono (producción mundial de 225.000 toneladas/año) contribuyendo al aumento del efecto invernadero.

Y, fundamentalmente, que el 97% de los cigarrillos que se consumen hoy en día a nivel mundial tienen filtros. De estos, más del 80% son de acetato de celulosa. Estas colillas son la mayor causa de basura en el mundo. Se estima que se desechan más de 4,5 trillones de colillas por año. Estas pueden tardar hasta 25 años en degradarse. Las colillas concentran las sustancias tóxicas del humo. Generalmente se tiran al piso y, cuando llueve, son arrastradas a las alcantarillas y a las fuentes de agua que luego consumimos todos. Algunas de las sustancias que se pueden medir en las colillas de cigarrillos eliminadas incluyen nicotina, alquitrán, arsénico, plomo, e hidrocarburos poliaromáticos. Un estudio realizado en la Universidad de San Luis en Argentina muestra que tanto los filtros de cigarrillos como el humo tienen altos contenidos de cadmio. Se sabe que cualquier nivel de cadmio en el organismo es dañino para la salud, por lo cual las colillas de cigarrillos deberían ser tratadas como residuos peligrosos.

Que ríos, lagos y mares son contaminados con colillas de cigarrillos que los peces y animales confunden con comida y tragan provocando muchas veces su muerte y alterando el ciclo ecológico. Un informe reciente de la Ocean Conservancy muestra que los cigarrillos y las colillas de cigarrillos son la principal causa de basura en los océanos y playas. http://www.msal.gob.ar/tabaco/index.php/informacion para ciudadanos/efectos del tabaco en el ambiente/contaminación

Que es en el filtro de los cigarrillos donde, según un informe del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, se acumula una gran parte de los componentes nocivos del tabaco, que además se liberan en contacto con el agua.

Que fumar en las playas no sólo puede suponer una molestia para las personas no fumadoras sino que también supone un perjuicio medioambiental para los arenales, ya que una colilla puede tardar entre cinco y diez años en degradarse, contamina el mar y sus sustancias tóxicas pueden matar a los animales marinos o acumularse en su estómago.

Por todo esto, se presentó el proyecto que propone crear el programa Playa Libre de Humo, cuya finalidad es la regulación de los aspectos relativos al consumo del tabaco en el sector playa de nuestra municipalidad, a los fines de la prevención y la asistencia de la salud pública de sus residentes y visitantes.

Establece que en todos los balnearios y paradores deberá colocarse en el ingreso un cartel que indique “Playa libre de humo”. Y, además, que se instale por lo menos un recipiente acorde para depositar las colillas de cigarrillos. Los fumadores sólo podrán ejercitar ese hábito dentro de un radio de cinco metros de los recipientes mencionados, destinados exclusivamente a tal efecto, no pudiendo ser empleados para otros usos. Todas las colillas de cigarrillo, cualesquiera sean su tamaño o sus características, deberán ser depositadas en esos recipientes.

Además, el proyecto establecía que a partir del tercer año de la entrada en vigencia de la ordenanza, incurrirá en infracción toda aquella persona que ejercite el hábito de fumar fuera del sector delimitado; daría lugar a la confección del Acta de Constatación y las infracciones serían equivalentes al valor de entre 20 y 200 atados de cigarrillos.

Controversial como se planteó el proyecto, el debate en sesión fue extenso y plagado de alusiones personales, porque, claro está, mientras el fumador se sintió “tocado” y “segregado”, el no fumador se sintió “cuidado”.

En el debate se propusieron pases a comisión y modificaciones al proyecto. En definitiva, con pocas modificaciones, se sometió a votación resultando aprobado por los votos positivos de los concejales Carlos Conti, Roberto Elorz, Migliorini, Bermúdez, Gabriela Ferretti y Gregorio Estanga, la abstención del concejal Augusto Urrizola, y las negativas de los concejales Camila Merlo, Lucas Ventoso, Nora Ponce, Alejandra Apolonio y Marcela Uhrig.

Tal cual se puede inferir, la norma no prohíbe el acto de fumar en la playa, como han titulado varios medios nacionales, sino que intenta ir generando estrategias que inviten a tomar distancia del cigarrillo sectorizando espacios para fumadores y colocando dispositivos (ceniceros) donde depositar las colillas, por los perjuicios ya descriptos.