Un nuevo capítulo vuelve a ser parte del desencuentro que hay entre Pinamar y el ferrocarril. Como es de recordar, el servicio de trenes que uniera Buenos Aires con la Estación Divisadero ha languidecido en los últimos años hasta convertirse en una nueva frustración por no contar con un servicio regular que una ambos destinos.

En otro orden, Adela Cáffaro, a mediados de 2016 anunciaba detalles de su sueño en tres etapas y que estaba relacionado con aquel trencito que funcionó de 1949 a 1967.

Con la publicación de un pormenorizado detalle documental de la presencia del tren en nuestra historia, publicado en un libro bajo el título A toda máquina, Adela cumplió con la primera etapa.

Le restaban las dos siguientes: poder instalar un vagón de tren en un terreno cedido por la Municipalidad, conformando una plaza temática, y contar con un servicio de tren de carácter histórico, turístico y cultural apuntado a quienes nos visiten. Concretamente, una serie de alternativas ha hecho que la prosecución del sueño de Adela se torne distante.

En su paso por el HCD, la concejal Marcela Uhrig mostró su interés en el tema: “Adela Cáffaro pensó este proyecto para regalarlo, no para hacerlo de ella, sin ningún fin de lucro. Ella hace el libro donde cuenta la historia, luego hizo la conexión con la gente del ferrocarril, con la Municipalidad para conseguir el espacio donde hacer la placita y después se acercó al intendente de General Madariaga. El intendente de Pinamar nunca la recibió, no obstante haber pedido varias audiencias. Por eso terminó reuniéndose con el intendente de Madariaga, donde le cuenta el proyecto y ahí sí consigue una aprobación. Pero lo que la desilusionó mucho es que el proyecto tardó mucho en tener una respuesta. Durante todo el año pasado, desde la comisión lo estuvimos trabajando, hicimos una comunicación, hablamos con el secretario de Turismo, pedimos entrevistarnos con el intendente para que haya una respuesta por sí o por no. Recién este verano llega la noticia de que la Municipalidad cedería el predio (cercano a la terminal de micros sobre Intermédanos) a una asociación que quisiera hacerse cargo y explotar y llevar adelante el proyecto”.

En la actualidad no hay una entidad intermedia en condiciones de hacerse cargo del tema y, contra lo que se podía presuponer, la Municipalidad no tiene el ánimo de hacer propia la iniciativa, que es un poco lo que la generadora de la idea imaginaba. Como muchas obras que se realizan o que quedan truncas, uno de los impedimentos es el mantenimiento y no la construcción. En este caso, aquella entidad que desee hacerse cargo tiene que pensar en cercar un espacio, construir, encargarse de la seguridad, del traslado de un vagón que sólo se le cedería a la Municipalidad, entre otros gastos no menos importantes y necesarios.

“Me parece que lo hizo el Estado municipal, y eso es lo que decepciona a Adela, fue decir: ‘Qué lindo proyecto pero háganlo’. Era algo que lo teníamos que hacer entre todos, no que lo haga un grupo de personas”, señaló Uhrig. Un argumento a considerar: que a lo largo del proceso nadie alertó a Adela de los impedimentos que pudieran surgir.

La legisladora no cierra el tema; para ella no está dicha la última palabra.

“Nunca digo que ya está. Quizás no es el momento. Nunca se sabe. El proyecto es bueno porque tiene que ver con nuestras raíces. Adela nos sedujo con su proyecto. Me parece que no es algo para cerrarlo y dejarlo definitivamente en el olvido. Por ahí no es el momento. El gobierno quizás no lo ve interesante. Tal vez más adelante haya otro intendente que apueste a concretar esta idea. Hay muchos proyectos. Uno a veces cuando viaja por las ciudades ve que hay espacios destinados a la historia, a su identidad. Todos los lugares tienen su museo y a nosotros nos falta eso”, razonó.