Valeria del Mar celebró su 75º aniversario: la historia de un sueño que se hizo comunidad

El 28 de agosto de 1947, Doña Valeria Guerrero Cárdenas de Russo decidió dar forma a un sueño heredado: transformar aquellos médanos interminables en un balneario propio. Ese gesto fundacional dio origen a Valeria del Mar, localidad que hoy celebra con orgullo su 75º aniversario, manteniendo viva la impronta de su creadora: una mujer visionaria, culta y apasionada, que supo convertir la memoria familiar en un proyecto de futuro.

Doña Valeria Guerrero Cárdenas de Russo, descendiente Felicitas Guerrero, quien en su tiempo fue la mujer más rica de la Argentina hasta su trágica muerte en 1872, dio inicio al proyecto que marcaría la identidad de este rincón costero: fundar Valeria del Mar. Con visión, cultura y una profunda conexión con su legado familiar, Valeria convirtió lo que parecía apenas un paisaje agreste en un espacio con destino de balneario. En aquellos tiempos, forestación, loteo y construcción eran tareas titánicas, pero su nombre se inscribió para siempre en la toponimia local, y también en la memoria de quienes eligieron habitar este lugar.

Setenta y cinco años después, la localidad conmemoró su aniversario número 75 con un programa de actividades que unió historia, cultura y comunidad en una misma trama. El cierre de las actividades conmemorativas llegó con una gran fiesta comunitaria en la intersección de Espora y Azopardo. Allí se presentaron el Coro de Adultos Mayores y la Orquesta Infantojuvenil, artistas locales pintaron en vivo y se compartieron juegos, sorteos y un clima festivo que reunió a generaciones distintas en un mismo espacio.

Durante todo ese fin de semana, además, los comercios de la localidad ofrecieron descuentos especiales, reforzando la idea de que este aniversario fue también una oportunidad para fortalecer la economía local y el espíritu comunitario.

El legado de una fundadora

La historia de Valeria del Mar comienza con su fundadora, Valeria Guerrero, una mujer que eligió el camino de la perseverancia y la creatividad. Su figura se enlaza con la memoria de su familia y con el sueño compartido de transformar dunas en comunidad.

El primer edificio se inauguró en 1962, y con el paso de los años llegaron más construcciones, la consolidación de la forestación y la llegada de nuevos pobladores. Todo ello permitió que aquel balneario pensado como proyecto se convirtiera en un espacio con identidad propia, parte del entramado costero bonaerense, pero con un sello distintivo: nació del impulso de una mujer que no buscaba protagonismo, sino futuro.