Enviado por el equipo de comunicación de la parroquia Ntra. Sra. de la Paz
Este sábado, de 16 a 19, en la secretaría parroquial de la avenida del Libertador 448, en Pinamar, se celebra el esperado encuentro para matrimonios y parejas. Participan aquellos que buscan fortalecer y hacer crecer el vínculo, los que quieren compartir sus experiencias de vida y fe y los sacerdotes y religiosos/as que aspiran a revitalizar su relación con el pueblo de Dios.
Va más allá de un conjunto de charlas, ya que consiste en la transmisión de técnicas de comunicación práctica y de fácil incorporación en el día a día.
Está dirigido a convivientes, estén o no bajo el sacramento matrimonial, que tengan problemas comunes y corrientes para que puedan mejorar en su trato cotidiano y a los sacerdotes en cuanto a la relación con la Iglesia.
Es muy útil, tanto para retomar el entusiasmo, respeto, alegría, ilusiones y sueños de los primeros años vida en común (y en el caso de los sacerdotes, los primeros años de su ordenación), cuanto para los que ya pasaron los tres años juntos.
La metodología aplicada está alineada con la practicada por el Encuentro Matrimonial Mundial, movimiento que trabaja por los valores de una relación estable y duradera en un centenar de países y al que han acudido casi cinco millones de parejas.
Las creencias sobre las que se cimenta giran en torno del amor cotidiano de la pareja, cuando se revela, ilumina y da calor a su entorno: hijos, amigos, familia…
El amor se manifiesta en el sueño profundo que hay en cada integrante que da sentido a su vida, que la sostiene, la impulsa y le brinda respuesta a sus más profundas necesidades.
En cada caso, las personas son consideradas preciosas en sí mismas por el solo hecho de existir. Poseen un potencial inmenso, lleno de talentos que desarrollar y poder ofrecer, más allá de las imperfecciones y fallas.
En ese contexto, cada ser humano tiene la capacidad de elegir vivir una vida plena, optar por un camino mejor, luchar cada día por aquello que da sentido a lo que hace, a pesar de las dificultades: amar es una decisión.
Mancomunarse potencia las virtudes y ayuda a superar defectos.
La clave consiste en escucharse, en la acogida del otro, en el respeto, más allá de posibles desavenencias.
Sin embargo, es la confianza mutua la que, como valor, construye relaciones interpersonales auténticamente humanas.
Se hace hincapié durante este encuentro en propiciar segundas oportunidades, en la posibilidad de subsanar los errores, de curar heridas, en la reconciliación.