Amistad divino tesoro

Por Fernanda Grimaldi
Licenciada en relaciones públicas, con maestría en comunicación institucional y posgrado en recursos humanos. Fundadora de Lindo Comunicación. Coach en Comunicación.

Amigos, buddies, compinches, cómplices, carne y uña, compadres. Hay muchas maneras de llamar o describir lo que es la amistad. Sin dudas es uno de los vínculos más importantes para el desarrollo armónico de todo ser humano. Para cultivar una amistad hay que salir de los vínculos primarios, esos que ya están dados e implica conectar, coincidir y encontrar en otras personas motivos para querer incorporarlos a nuestro círculo de intimidad.

Son muchos los beneficios de tener buenos amigos. Por un lado ayudan a celebrar y compartir los buenos momentos y brindan apoyo en situaciones difíciles. También son fundamentales para evitar la soledad y una compañía indispensable para muchos momentos de la vida.

No hay nada más agradable que tener amigos con quienes uno sienta que lo une un sentimiento común, que ayudan a mejorar tu confianza y autovaloración cuando no estás en un buen momento y te acompañan a superar dificultades o cambiar aspectos de tu vida que pueden no ser tan positivos.

La amistad impacta directamente en la salud y bienestar pero no siempre es sencillo construir y mantener amistades. Esto no tiene que ver con las edades sino con la actitud o manera de vivir la amistad. Sin embargo, muchas veces le cuesta más a los adultos desarrollar nuevas amistades porque se las relega entre todas las prioridades que cada uno tiene como, por ejemplo el trabajo, el cuidado de hijos o de adultos mayores y no se dedica el tiempo que cualquier vínculo demanda. También sucede que a veces nuevos intereses, cambios personales o de hábitos alejan de los amigos de toda la vida porque se modifican rutinas, o simplemente nos mudamos de ciudad. Por eso es un esfuerzo mantener buenas amistades pero no hay duda que los beneficios que implican valen siempre la pena.

Hay varias situaciones o maneras de conocer o generar nuevos amigos y las oportunidades están. Se trata de tener la apertura suficiente para en algunos casos retomar contacto con amigos del pasado que quizás hemos dejado de frecuentar o con quien uno conoce y disfruta de una buena conversación en encuentros sociales, o ex compañeros de trabajo o de clases.

Tomar la iniciativa es importante así como lla persistencia. Porque muchas veces requiere de tiempo conocerse y realmente saber si el interés en desarrollar una amistad es mutuo.

El voluntariado, participar en eventos de la comunidad, salir a caminar, invitar y aceptar invitaciones, iniciar una actividad nueva, son todas oportunidades para conocer gente y poder desde ahí desarrollar una amistad.

Es fundamental estar positivo, porque uno no se hace amigo de cada persona que conoce, pero el comportamiento es clave para mejorar las relaciones en tu vida y sembrar la semilla de la amistad en personas que se van conociendo. La amistad implica un ida y vuelta. Por eso es importante hacerle saber a tus amigos que te importan que los aprecias porque eso fortalecerá siempre la relación. Es tan importante ser buen amigo como rodearse de buenos amigos.

En tu caso, ¿hace mucho que no conoces alguna persona nueva y generas una amistad?, ¿Cuánto hace que conocés a tu amigo más cercano?, ¿Conservas amigos de la infancia?, ¿Hay algún amigo con quién te gustaría reconectar o acercarte?

Quizás este sea el momento ideal para nutrir aquellas amistades que quedaron un poco relegadas, o con quien por diferentes motivos se perdió esa fluidez y complicidad o simplemente la distancia física hizo que se fuera perdiendo intensidad en el trato.

Un buen primer paso sería: ser amable, escuchar, abrirse, mostrarse confiable, estar disponible y reducir la ansiedad que puede en algunos casos generar esta situación.

La amistad es como una cuenta de banco emocional. Cada acto de bondad y gratitud son depósitos que se hacen en esa cuenta y la crítica y negatividad restan. Saber de la vida personal de tus amigos, prestarle atención, escuchar, ser empático y no dar consejos salvo que los pidan es la mejor llave. La intimidad se construye cuando uno mismo se abre al compartir experiencias personales, y demostrando que el otro tiene un lugar especial en tu vida. Eso profundiza cualquier conexión. Ser responsable, confiable y estar disponible con regularidad al menos para una llamada telefónica es clave.

Y si tenés algún amigo con quien se dio alguna situación no tan agradable o tuviste alguna discusión recordá que siempre hay posibilidad de acercarse, conversar, aclarar si el sentimiento es lo suficientemente sólido y hay una real apertura de los dos lados. Proponerlo e intentar acortar distancias es siempre el mejor camino y además estarás siendo fiel a tus sentimientos. Y si eso es así seguramente lo que suceda será lo mejor para vos.