Enviado por el equipo de comunicación de la parroquia Ntra. Sra. de la Paz.
En un libro que se encuentra en la biblioteca de la parroquia (https://linktr.ee/parroquiapinamar), el papa Benedicto XVI ubica a la caridad como otro sacramento tácito de la Biblia.
A la pobreza y la desigualdad que llamaron desde siempre a la solidaridad, la modernidad sumó dos potentes flagelos que golpean a los más vulnerables: la pandemia del coronavirus y los desastres climáticos.
Fue en ese contexto que el Departamento Nacional de Animación y Pastoral Bíblica (Denapbi) de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) eligió abordar el tan candente tema de la ecología y el respeto y valoración de la vida, con “una mirada realista, positiva y esperanzadora de la hermosa obra creada por el Señor”, según consignaba la propuesta.
Y así se ha ido setiembre, llegó la primavera y Pinamar pudo festejar, con delay de una semana por las elecciones, la Natividad de la Virgen María bajo la forma de la patronal de su advocación, Nuestra Señora de la Paz.
El clima ayudó y estuvo muy concurrida.
En la finalización del Mes de la Biblia todas las misiones cristianas enfocaron sus actividades a facilitarles a los fieles un mejor y más provechoso acercamiento a la Palabra de Dios.
En nuestra parroquia, como en todas las que integran la comunidad cristiana a lo largo y ancho del país, la acción y la misión acompañan el verbo, mancomunadas en un término en el que convergen: la solidaridad, la presencia con el hermano que sufre y lo necesita.
La colecta Más por Menos, de Cáritas, que se llevó a cabo el fin de semana pasado, canalizó esa forma de ayuda hacia los proyectos de las diócesis que más lo precisan porque lidian con los más pobres. Asimismo cubre emergencias y catástrofes, aunque fundamentalmente las nuevas demandas inmanentes al Covid-19.
Las actividades relacionadas con la catequesis, sobre todo para los más jóvenes, preparan al creyente para alimentar la fe mediante la palabra que la nutre en las distintas etapas de la vida, a fin de “estar seguros de lo que esperamos y convencidos de lo que no se ve”:
- en la iniciación, a través del bautismo, la confirmación y la eucaristía;
- la curación, mediante la reconciliación y unción de los enfermos y
- el servicio a la comunidad, como el orden sacerdotal y el matrimonio.
Las Sagradas Escrituras constituyen el hilo conductor del conocimiento y la espiritualidad que nos inculca la consagración de la vida terrenal a Dios, su hijo Jesús y su Madre María con cuerpo, mente y alma.
Como sintetizó el papa Francisco en un tuit: “La Biblia no es un libro bonito para guardar en una estantería; es Palabra de vida que hay que sembrar, don que Jesús resucitado nos pide que acojamos para tener vida en su Nombre”.
El mes de la Biblia que finaliza recuerda la muerte de San Jerónimo, que fue quien la tradujo del griego y el hebreo al latín, acaecida el 30 de septiembre del año 420. Se la conoció como la Vulgata, que ha sido el texto bíblico oficial de la Iglesia Católica Romana hasta la promulgación de la Neovulgata en 1979.
En esta celebración, no obstante las restricciones por la pandemia, los católicos, sobre todo latinoamericanos, preparamos actividades, momentos de lectura y encuentros de difusión de las Sagradas Escrituras.
La parroquia orienta las acciones concretas a ayudar a las personas y comunidades creyentes para la realización de un camino personal, en lo individual y comunitario, con la Sagrada Biblia como guía.