Apuntes sobre algunos rasgos a analizar de un crimen

En una entrevista con el exfuncionario, licenciado y docente en criminalística, surgen ciertos puntos a considerar sobre una muerte, elementos en torno a un ataque en manada toman otra connotación.

Días pasados el licenciado en criminalística Martin Korin publicó un texto que fue dado a conocer por el periódico La Capital de Mar del Plata y que se relaciona con el caso Fernando, tal cual lo llamó un sector de la prensa. El mensaje básicamente apunta a desmitificar el mensaje de algunos programas pseudocientíficos que se ven en la televisión.

“Una vez más, las distintas disciplinas que componen a la criminalística tendrán un papel transcendental a la hora de elucidar el grado de participación de cada uno de los presuntos atacantes, en el caso que conmueve a un país”, asegura a modo de introducción.

Este caso presenta un rasgo diferente, ya que se produce con el concurso de un grupo de personas que tienen un fin determinado vinculado a la violencia extrema.

“Es complejo. Cuando uno lo analiza desde el punto de vista criminológico en relación al comportamiento de las masas es chocante. Es algo que está en vigencia y lo ha estado toda la vida, y por ahí tenemos episodios que lo que hacen es mantenerlos en la vidriera y eso nos muestra el conflicto. El tema está lógicamente en las medidas que se toman para que eso no se pueda llegar a materializar constantemente pero por ahí lo que hago es separar en primer término que, en este caso particular de Fernando, el grupo de jóvenes sean rugbiers, porque podrían ser futbolistas, o podrían ser personas que se agrupan para delinquir, pero lógicamente el comportamiento grupal potencia un montón de otras situaciones. En este caso, existe algo que es determinante, que es la premeditación, que por ahí lo separo del resto de las circunstancias donde un grupo de personas por situaciones, por ahí circunstanciales, potencia su accionar con el fin de golpear a otro o a otro grupo. Hay algo que se ha demostrado o incluso se quería ir por otra línea dentro de los calificativos posibles en la faz del homicidio, que es la del homicidio por placer porque se ha demostrado a través de registros fílmicos que a posteriori del feroz ataque varios de los participantes se encuentran, se abrazan, que festejan lo que han llevado a cabo y eso enmarca aun más la gravedad desde el aspecto criminológico, del comportamiento, de la personalidad, de la suma de todas esas circunstancias que hacen que una persona cometa un hecho de semejantes características y después se vaya”, analiza.

Korin hace hincapié en la subjetividad propia de cada ser humano, máxime si se trata de evaluar comportamientos. Ante lo dispuesto por la doctora Zamboni, que deja en libertad a dos jóvenes, la subjetividad se hace manifiesta al suponer que se trata de una liberación definitiva, ya que esto no significa que las personas estén sobreseídas ni que tengan nada más que ver con la causa; la investigación va a seguir en curso.

“El conflicto aparece tal vez acá, es mi lectura en la que puede haber una carga bastante subjetiva, donde lógicamente uno, como sociedad, lo que hace es pedir justicia y la sensación personal es que están en libertad, y por ahí lo que escapa al conocimiento general es que la prisión preventiva es una medida de excepción, o sea, no se aplica porque sí, sólo cuando hay posibilidad de entorpecimiento en la causa o que la persona pueda evadir a la Justicia, escapar del país. Por eso se aplica en estos ocho y no en los otros dos, porque no se pudo acreditar hasta el momento en base a las pruebas y todos los elementos recabados, como pueden ser los testimonios, que esas personas participaron activamente en lo que fue la agresión a Fernando”, aclara.

A veces observamos que hay mucho descuido en preservar la escena del crimen o que hay un extremo tratamiento del espacio, ya que el cuerpo y los elementos presentes les hablan a los peritos sobre las posibles causas de un deceso. Es ahí donde cobra importancia la huella hemática.

“Hoy en día es muy utilizado. Allá cuando empezaron los protocolos, en el 2006, para nosotros, pensar que teníamos que hacer un levantamiento de ADN era algo que justamente veíamos en las películas y no asociábamos cómo lo íbamos a llevar a la práctica, y hoy es algo que es moneda común o corriente porque realmente no tomar una muestra de ADN parece algo ilógico o que marca un mal proceder por parte del funcionario de turno. Los resultados son buenísimos, más allá de que por ahí en lo que refiere a la certeza el ADN es como el Lisoform: tiene el 99,9% y nos deja ese 0,01% que le permite a cualquier defensa posicionarse ahí, que por ahí en lo que refiere a una huella dactilar tiene el 100%. A veces eso choca cuando uno lo explica. Lo que pasa es que en una gresca como ésta nosotros no tenemos la posibilidad de levantar un rastro, de obtener una huella que identifique a una persona, y por ahí el perfil genético cobra una importancia distinta y es vital para establecer, por qué no, la presencia de allegados. Tengamos en cuenta que cuando estamos hablando estamos expulsando células epiteliales y que también podemos llegar a levantar un perfil genético y, además, si se demuestra que ese perfil genético coincide con el de Fernando, las máculas que se puedan llegar a levantar de las prendas, según su forma, su tamaño, si son dinámicas o no, se puede determinar el posicionamiento de esta persona en relación a la víctima, entonces es de vital importancia para determinar cuál fue la dinámica de acción”, explica.