Aunque se apagó, deja una huella profunda

Por Raúl Coronel

Hace unos pocos días Hugo Taurizano dejó su Pinamar, su lugar en el mundo, que quiso desde siempre y por el que hiciera tanto.

Su figura es la del pionero, un hacedor de sueños y el de los logros de una comunidad que a medida que se fue afianzando necesitó de las primeras instituciones.

Hugo tuvo diferentes ocupaciones y participó activamente de la creación de las principales instituciones de la localidad, a lo largo de los 70 años que lo tuvieron como vecino pinamarense.

Uno de sus primeros trabajos fue en el sector administrativo de Pinamar SA, junto al arquitecto Jorge Bunge.

En el antiguo Barrio Los Eucaliptus, en la zona de Avenida Bunge y Marco Polo, donde la loteadora había construido un conjunto de casas para los trabajadores de su empresa, Hugo puso una fábrica de soda en sociedad con otros pioneros. Después, tuvo también una fábrica de pastas en el espacio que conformaba el centro comercial de Pinamar, desde Av. Constitución hasta Bunge y Libertador.

Fue el encargado del antiguo matadero, lugar donde se faenaban los animares, donde hoy funciona la escuela Arvis y también sede, años atrás, de la Casa de la Cultura y el Teatro del Mar.

También tuvo su propia carnicería, fue funcionario del primer banco de Pinamar, el Banco Shaw, trabajó en Telpin y fue el primer presidente y uno de los fundadores del Club Social y Deportivo Pinamar, en 1957.

Su filiación política fue desde siempre el radicalismo. Fue presidente del Comité Radical representando en no pocas oportunidades a Pinamar ante la Quinta Sección y en calidad de delegado.

Balbinista de la línea de Juan Carlos Pugliese y de Abelardo Costa en Madariaga, y de Ángel Roig en Mar del Plata.

Hincha de Boca, memorioso como pocos, el fútbol era uno de sus temas preferidos.

En lo personal, la última vez que lo vi fue en un encuentro de pioneros, propiciado por la Secretaría de Turismo local. Profesionalmente, ha sido un halago poder entrevistar a una persona franca, buena y honesta, con una gran sensibilidad. Taurizano fue una persona de un trato agradable, dueño de una cálida forma de expresarse y con el poco común respeto por el otro.

Desde la dirección y la redacción de nuestro medio le hacemos llegar a su círculo de familiares y amigos nuestras más sinceras condolencias. Asimismo, nos sumamos en oración por el eterno descanso de su alma.