Los recitales iniciaron de forma presencial el domingo 7 y retornará con tres presentaciones más.
Tras haberse realizado de forma virtual durante el 2020 por la pandemia del coronavirus, el tradicional festival del Mes de la Música volvió a la Plaza Independencia, en donde una diversidad de artistas locales ofrecerá shows durante el mes de noviembre en el marco de la edición N°17 del evento.
Si bien la presentación de artistas será cada domingo del mes -excepto el pasado fin de semana debido a la celebración de las elecciones-, este año se apunta a ampliar la oferta cultural, con propuestas como refuerzos en la educación, talleres y clínicas orientadas a reforzar el conocimiento de músicos locales.
“Ya son 17 ediciones, así que muy contentos de poder encontrarnos todos: los organizadores, los músicos y el público. Es un clima que extrañábamos y no venía sucediendo”, expresó al respecto Cristian “Chicho” Siste, organizador del evento.
“Es una linda sensación. Después de realizarlo de forma virtual por la pandemia, volvemos a estar atentos a un montón de detalles, como la infraestructura o la logística, cuestiones que van más allá de lo musical”, agregó.
El festival inició oficialmente con la masterclass a cargo del guitarrista Baltasar Comotto, que se llevó a cabo el viernes 5 en el Teatro de la Torre, mientras que el primer recital se celebró el domingo 7 en la Plaza Independencia de Pinamar.
En esta edición habrá cuatro recitales (previstos para los días 7, 21, 22 y 28 de noviembre), con seis variadas propuestas musicales por función. Por su lado, el viernes 19 se realizará el segundo masterclass, con la presentación del baterista Hernán Aramberri, artista de extensa trayectoria en el ambiente de la música.
“Este año participarán solo artistas locales, pero tal vez para el último domingo (28) podemos tener la visita de algún otro artista. En Pinamar han crecido muchos grupos, hubo otros grupos de afuera que querían un espacio en este recital, pero decidimos dejarlo para artistas de acá”, reveló Siste.
Además, el festival otorgará un espacio a alumnos del cetro de estudiantes de la Escuela Corbeta Uruguay, quienes realizaron una convocatoria a quienes tocan instrumentos y, de esta forma, generar un “semillero” en el que se puedan desarrollar. “Son chicos que están empezando y que no tienen grupos, pero sí canciones, y quieren empezar a participar y mostrar sus ganas de hacer arte”, adelantó el organizador.
Una raíz de la cultura
El Festival de la Música atravesó diferentes facetas a lo largo de sus 17 años de realización en Pinamar, pero siempre mantuvo las premisas de priorizar la exposición de los artistas de la ciudad, y de orientar al entretenimiento de las familias en general.
“Es un compromiso muy grande y uno le encuentra siempre una motivación nueva. La idea siempre fue realizar recitales en una plaza para que pueda compartirlo la familia, niños, abuelos, padres o amigos”, manifestó el músico Cristian Siste, quien está a cargo de la organización desde el año 2005, cuando se realizó la primera edición.
“Cuando iniciamos esto, nos parecía importante incentivar a los niños. Por eso, desde el principio propusimos la variedad musical, y somos precursores en mezclar folclore con cumbia, rock o tango. Hoy es más común, pero cuando se inició todo fue bastante novedoso”, aseguró.
El evento cuenta con una participación amplia de artistas, desde amateurs hasta músicos profesionales académicos, y ofrece una apertura para que “toda comunicación artística pueda ser comunicada”. “Tratamos en lo posible que haya artistas con temas propios. Si bien también participan los que hacen covers o versiones, nos parece importante resaltar a los compositores locales”, señaló el músico.
“Hay muchos artistas que no suelen tocar su música en otros lugares. A veces hacen una o dos presentaciones anuales y, una de esas, es el festival. Entonces, a nosotros nos pone muy contentos la participación de artistas nuevos”, añadió.
El organizador del evento destacó “el trabajo social” que tiene el festival, ya que logró una fuerte injerencia en el desarrollo artísticos de niños. “Muchos chicos se han dedicado a participar de la música, muchas mujeres se han volcado a la música; todo ese trabajo social era importante y es lo que más resaltamos”, aseveró.
“Siempre priorizamos esa situación de tratar de cambiar o influenciar un poco a la sociedad. Eso se nota porque hay chicos que iban a la plaza a jugar y este año están tocando en el festival. El crecimiento es mutuo del público, los músicos y nosotros como organización. Todo eso es una experiencia muy linda”, cerró.