El hecho fue registrado en el 2018, cuando la pareja vendía cocaína en frente de un conocido boliche bailable de la ciudad.
A través de un juicio abreviado, el Tribunal en lo Criminal Nº 1 de Dolores condenó en las últimas horas a la pareja de “cuidacoches” que estaba acusada por vender drogas durante el verano del 2018 en Pinamar.
El juicio había sido consensuado por el fiscal Gustavo García y el defensor general Departamental Daniel Árias Duval, con ratificación expresa de Gabriel Oscar Goncebat y Noelia Lorena Figueroa, las dos personas imputadas.
Goncebat, de 38 años, era vendedor ambulante, con antecedentes penales, y vivía en Lomas de Zamora. Y Figueroa, de 35 años, es de Tucumán, pero vivía en Ostende. Fueron acusados como coautores del delito de “tenencia de sustancias estupefacientes con fines de comercialización”.
El Dr. Christian Rabaia, quien actuó como juez unipersonal, consideró tener plenamente probado que, luego de un allanamiento, los involucrados tenían claros fines de comercialización distintos envoltorios con cocaína.
El operativo lo realizó el personal policial de la Subdelegación Pinamar de la Policía Federal Argentina durante la noche del 24 de enero del 2018, en el que se encontró también dos teléfonos celulares, bolsas recortadas y $15.070.
Una denuncia anónima efectuada en la sede de la Ayudantía Fiscal de Estupefacientes de Pinamar había señalado que un sujeto que vivía en Pinamar -pero que era de Buenos Aires- vendía cocaína. Aseguraba que tenía un Ford Falcon azul con techo blanco y lo utilizaba para ir a buscar la droga a Buenos Aires, y que su novia, Noelia Figueroa, también estaba en la venta de drogas.
La policía, al comienzo de la investigación, pudo determinar por Facebook que los sindicados vivían en Pinamar, que tenían un vehículo como el descrito en la denuncia, y que, en tras una breve conversación con personas, realizan “un pase de manos” una zona habitual de consumidores de estupefacientes.
Además, determinaron que frente a un restaurante y en inmediaciones del local bailable ‘La Luna’ -donde realizaban tareas de ‘cuidacoches’- se los veía hacer movimientos de pasamanos con personas que estacionaban en el lugar, maniobras que resultaban compatibles con el comercio de estupefacientes. La pareja también realizaba estas acciones en su domicilio.
Realizada la intervención telefónica de los celulares de los dos investigados, se pudieron desgrabar conversaciones que ponían en evidencia la actividad ilícita que ambos desarrollaban.
En su declaración, el imputado Goncebat negó vender drogas, dijo que la encontrada en su domicilio era para consumo personal y que su novia no tenía nada que ver con el estupefaciente secuestrado.
Por su parte, la mujer declaró que alquilaban juntos, pagaban el alquiler a medias pero que no convivían; asimismo, denunció malos tratos por parte de Goncebat.
Para el Juez las afirmaciones de la pareja solo procuraban justificar el hecho de haberse encontrado la sustancia estupefaciente en ese domicilio, pero que esos dichos no lograban refutar las pruebas incorporadas a la investigación, como por ejemplo por su cantidad, fraccionamiento y su ocultamiento parcial en distintas partes de la vivienda.
Por todo ello, el juez Rabaia resolvió condenar a ambos a una pena de “cuatro años de prisión”. Además declaró a Goncebat reincidente en el delito por segunda vez al registrar dos condenas anteriores, una por “abuso de arma calificado en concurso real con violación de domicilio” y otra por “robo calificado por el empleo de armas y por las lesiones graves causadas a la víctima”.