Continúa la localización de los restos de los veteranos

Ricardo Castro habla de este trabajo realizado entre los dos países intervinientes en el conflicto bélico, donde muchos familiares han podido honrar la memoria de sus muertos de manera más precisa.

La causa Malvinas no tiene fecha de vencimiento. Más allá de los gobiernos de turno y la tibieza con que se reclama nuestra soberanía sobre las islas, ocurren cosas. Una de ellas es que se logró la identificación de restos de soldados argentinos que yacen en el cementerio de Darwin. Este proceso tuvo inicio luego de citar a cada uno de los familiares y sacarle el ADN para que luego la Cruz Roja Internacional, de manera conjunta con ambos gobiernos, y el equipo de antropología posibilitaran la localización de los cuerpos. Este hecho dio cauce a que los familiares de los localizados pudieran llevarle una flor a su ser querido o elevar una oración por su eterno descanso. Actualmente más de 100 tumbas tienen nombre, de un total de 123 que sólo tenían la leyenda “Soldado sólo conocido por Dios”.

“Yo vengo militando el tema Malvinas desde el año 85 u 86, formándome en pequeñas comisiones, asociaciones para luchar por nuestros derechos. Tuve la oportunidad de participar con amigos conocidos para tratar de organizarnos. En ese momento fuimos convocados diez soldados, por el Comando de Ejército, al azar, donde tuve la oportunidad de estar incluido y donde se nos comunicó que íbamos a tener que tratar de recorrer el país para formar los centros de veteranos y empezar a luchar por nuestros derechos. De tal modo que el Ejército nos daba seis pasajes por mes, adonde quisiéramos viajar y se nos ofrecían los regimientos, donde poder dormir, de manera tal de achicar los gastos porque en ese tiempo no teníamos ningún tipo de apoyo por parte del Estado, no obstante estar en democracia. Y fue así como los beneficios que hoy tenemos surgen de los logros obtenidos en estos 36 años”, recuerda el veterano de guerra Ricardo Castro. Todo un periplo que incluyó visitas, diputado por diputado, hasta lograr la primera pensión, por supuesto, luego de soportar el maltrato.

Castro es consciente de que hubo un plan de desmalvinización, desde el regreso y el ocultamiento por parte de los militares y la negación a la derrota del primer gobierno democrático. Era un tema del que no había que hablar, como si así la derrota fuera menos derrota.

“Yo tomé un compromiso desde aquel momento por estos 649 compañeros en que iba a luchar y que iba a tratar de hacer todo lo que estaba a mi alcance para poder reivindicarlos constantemente y mantener viva la llama de la memoria, y me formé. Yo voy a las escuelas y hablo porque me formé para eso. Tuve la oportunidad de conocer a personas que, para mí, fueron como San Martín o el General Belgrano. Me siento muy orgulloso, y no por haber sido soldado de él, de haber conocido al almirante Carlos Büsser, quien hace la toma el 2 de Abril”, explica acerca de su inclaudicable predisposición a divulgar detalles de la guerra y nuestros derechos.

Cada acción de Ricardo Castro tiene un rasgo notable, el de la formalidad; por eso es que en sus procesos siempre se evidencia el compromiso, como cada vez que habla ante alumnos de la primaria y les hace llegar su mensaje. Como bien dice, “todo el año podemos hablar de Malvinas” y no solamente el 2 de Abril.

Además de la localización de los soldados en Darwin, otra noticia que siempre circula es la que se refiere a aquellos que nunca estuvieron en el escenario de la batalla y por motivos que uno desconoce se arrogan el honor de haber combatido.

“En primer lugar te comento de dónde viene este tipo de confusión. La zona del conflicto no la establecemos nosotros, los argentinos, la delimita el Reino Unido cuando declara que toda aquella nave que se encuentre alrededor de las 200 millas marinas de las islas es considerada un blanco para derribarlo o hundirlo; entonces, la zona de conflicto se trata de Malvinas y alrededores. Allí podemos encontrar a los aviones que hacían la gira para detectar la flota, los barcos de la marina mercante, de la marina de guerra, los barcos comerciales o los pesqueros que tenían la misión de notificar si se encontraban con buques o barcos. Nosotros tenemos la certeza de que desembarcamos en las islas entre 12 y 14 mil soldados. Para los que estuvimos en las islas, nosotros estuvimos ubicados dentro del TOM (Teatro de Operaciones Malvinas), esa es la sigla que nos identifica. Después hubo unidades y regimientos que fueron movilizados al sur. En este último caso ocurre que cuando termina el proceso de la guerra les firman sus libretas con la sigla TOAS (Teatro de Operaciones del Atlántico Sur), marcando la diferencia”, argumenta con precisión.

Lo que le llama la atención a Castro es que estos últimos nunca se sumaron al reclamo y sí lo hicieron a partir de 2007, aproximadamente.

“Para nosotros ser un ex combatiente es cuando uno participó realmente del conflicto”, aclara. La caída de un helicóptero que provoca la muerte de quince tripulantes suma confusión al tema, ya que, si bien ocurre en el período bélico, no intervienen el conflicto, situación que no es aclarada en el momento del hecho.

“Esto es sencillo. Quien estuvo dentro de las 200 millas marinas es ex combatiente y quien está afuera es movilizado. Que dejen de mentirle a la gente. Han creado la fantasía y acá, en el continente, no se ha disparado un solo tiro”, concluye.

FOTO: AGENCIA REUTERS