De cuando el Espíritu Santo descendió e intercomunicó las lenguas

Por el Equipo de comunicación de la parroquia Ntra. Sra. de la Paz

El bosque Peralta Ramos de Mar del Plata, donde se encuentra la Casa de Retiros, se pobló durante la semana de sacerdotes, entre ellos nuestro párroco, padre Marcelo Panebianco, que concurrieron a las Jornadas de actualización teológico-pastorales, que se realizan anualmente, para profundizar en comunión las respuestas a las distintas necesidades de nuestro tiempo a la luz de la Palabra de Dios y del Magisterio de la Iglesia.

Y mañana, sábado, en la catedral marplatense será celebrada la Vigilia de Pentecostés: a las 20, en las escalinatas, serán recibidas las marchas de los jóvenes, que llegan peregrinando (Zona 1 y Zona 3, desde Stella Maris; Zona 2, desde Don Bosco, y Zona 7, desde Sagrado Corazón de Jesús), para posteriormente compartir una oración en el interior del templo.

A las 22, el obispo Gabriel Mestre presidirá la Santa Misa, en la cual recibirán el envío los participantes del Encuentro Nacional de Jóvenes en Rosario.

En la capilla San José de Pinamar, en tanto, la misa de la Vigilia de Pentecostés se llevará a cabo a las 17.30 y hasta las 21 los jóvenes, que vendrán de estar de convivencia desde la mañana, animarán la celebración de la vigilia.

La jornada se engalana con la confirmación de un hombre de la capilla del barrio obrero pinamarense.

Por la mañana, entre las 9.30 y a las 11 del sábado, la cita será en la iglesia Nuestra Señora de La Paz, donde los dos primeros grupos de catequesis recibirán la primera comunión.

El Pentecostés tiene lugar para los 20 de mayo de todos los años, cuando se evoca el descenso de los cielos de una impetuosa ráfaga de viento en la casa de Jerusalén donde había una reunión de hombres piadosos, que allí residían, venidos de todas las naciones que hay bajo el cielo.

Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos, que así quedaron llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.

Al producirse aquel ruido la gente se congregó y se llenó de estupor al oírles hablar cada uno en su propia lengua. Estupefactos y admirados decían: “¿Es que no son galileos todos estos que están hablando? Pues ¿cómo cada uno de nosotros les oímos en nuestra propia lengua nativa? Partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto, Asia, Frigia, Panfilia, Egipto, la parte de Libia fronteriza con Cirene, forasteros romanos, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos les oímos hablar en nuestra lengua las maravillas de Dios”.