El agua que bebemos y usamos todos los días

Nuestro cuerpo goza de buena salud si está en equilibrio, interno y con su entorno. El ambiente que nos rodea es saludable si está en equilibrio.

Hablamos de equilibrio dinámico porque, mientras tanto, el cuerpo, y el ambiente, están en constante movimiento, en una febril actividad. Lo mismo ocurre con nuestra fuente de agua potable. ¿Alguna vez hemos pensado de dónde viene el agua que consumimos? Ya sea la que provee la cooperativa a la red o la de las perforaciones domiciliarias. ¿De dónde viene? Pues, como maná, “cae del cielo”. Por la magnífica sabiduría de nuestra madre Tierra se almacena en las dunas y forma el Acuífero Costero Medanícola, según nos muestra este esquema del geólogo Pablo De Bernardis. Una vez allí, en el médano, el destino del agua es luchar.

Aunque, en realidad, la lucha de nuestra agua de todos los días comienza un poco antes. Una vez caída debe abrirse paso por los que hace cien años eran cursos naturales en los bajos entre las dunas, bajos interdunales, a lo largo de los cuales comenzaba a infiltrarse hasta llegar al acuífero o bien formaban lagunitas poco profundas entre las dunas donde a veces crecían plantas acuáticas o palustres y eran hogar de diversas especies de aves y animalitos y de a poco se iba infiltrando. Eso ocurre todavía en escasos lugares algo más al norte y en la zona de la Reserva Faro Querandí, Partido de Villa Gesell. Como “ella” no sabe de jurisdicciones, que esto todavía ocurra en algunos lugares del cordón medanoso es bueno para todos. En las últimas décadas, el agua tiene que luchar con calles asfaltadas, suelos impermeabilizados y cambios en la topografía para llegar a reunirse con las lluvias de antes en el acuífero subterráneo. A veces los obstáculos son tantos que nuestra agua dulce termina perdiéndose en el mar… Para el agua que logró abrirse paso y participar del acuífero la lucha ahora es por mantener su lugar y no “ceder” a las “presiones”, positivas y negativas, que le imponen la extracción para uso humano, extracción para uso en higiene comunitaria, incluidos los lave-rap y lavaderos de automotores, la extracción para riego, en casi todos los casos sobredimensionado, y las presiones de la cuña salina marina, por un lado, y las de los acuíferos salobres de Gral. Madariaga, por el otro.

El resultado es una ecuación: si la extracción es superior a la lluvia caída, el acuífero se reduce y la cuña y los acuíferos avanzan. Si por el contrario las lluvias superan al consumo, el acuífero se recarga. Pero no nos olvidemos lo del equilibrio, porque como en todos los casos, cuando el equilibrio se rompe, es difícil volverlo a encontrar. Moraleja: cuidemos el agua, porque el agua es vida.