Fernanda Grimaldi, Directora de Lindo Comunicación, Coach ontológico y Magister en Comunicación Institucional.
Cuando uno asume que la vida se encarga de enseñarnos muchas lecciones valiosas, entendió todo. No necesariamente todos lo logran, ojalá así fuera. Definitivamente las experiencias que nos atraviesan son mucho más que momentos de alegría, desafíos, éxitos y fracasos. A lo largo del camino, se aprende la importancia fundamental del valor y poder personal para alcanzar una vida plena y significativa. Y eso es lo que hoy elegí compartir con ustedes, una reflexión que quizás pueda inspirar a otros a descubrir y abrazar su propio valor y poder personal.
Cuando nos preguntamos que es el valor personal, a veces no sabemos cómo definirlo con precisión. Para mí el valor personal es la base sobre la cual construimos nuestra autoestima y confianza. Y justamente si algo descubrí es que el verdadero valor no proviene de la aprobación externa, sino de nuestro propio reconocimiento y aprecio por quienes somos. Sin dudas, este autoconocimiento y autoaceptación son esenciales para vivir una vida auténtica. Buscar la validación en los demás, creyendo que el reconocimiento externo define nuestro valor es una situación que nos debilita. Ser fiel a uno mismo y ser íntegro es el mejor descubrimiento, reconocer nuestras fortalezas y debilidades y amarnos incondicionalmente a pesar de nuestras imperfecciones fortalece nuestro poder personal.
La capacidad de tomar decisiones conscientes y valientes que alineen nuestra vida con nuestros valores y sueños es la llave que nos posibilita tomar control de nuestras propias vidas. Como dijo alguien alguna vez, no son los eventos en nuestras vidas los que nos hacen infelices, sino nuestras interpretaciones de esos eventos.
Una de las maneras en que se manifiesta el poder personal es a través de la capacidad de decir "no" cuando algo no resuena con nuestros valores, y de decir "sí" a las oportunidades que nos acercan a nuestros objetivos. Y eso implica la valentía de enfrentar nuestros miedos y la determinación de superar los obstáculos que se presentan en nuestro camino.
Las adversidades que a todos en algún momento se nos presentan nos desafían a salir de nuestra zona de confort y nos enseñan que el verdadero poder radica en la resiliencia y en la capacidad de adaptarnos y crecer a través de las dificultades.
Una vida plena no se define por la ausencia de problemas, sino por la forma en que enfrentamos y superamos esos problemas. Y el valor y poder personal son las herramientas que nos permiten navegar por la vida con fortaleza y nos ayudan a construir relaciones saludables, a perseguir nuestras pasiones y a vivir de acuerdo con nuestros principios.
Asumir que los momentos de mayor plenitud son aquellos en los que actuamos de manera osada y valiente es asumir que a partir de ejercer nuestro poder personal creamos una vida que refleja nuestro verdadero ser. Cada elección, cada acto de autocompasión y cada paso hacia adelante contribuye a la construcción de una vida plena.
Creo que a los 50 años, descubrí que compartir experiencias y aprendizajes puede despertar alegría e inspirar a otros a encontrar su propio valor y poder personal, y tener un impacto profundo en quienes nos rodean. Es una manera de empoderar a otros para descubrir y abrazar su propio valor y poder personal. Y aportar a eso es algo maravilloso porque le da a nuestra vida otro sentido.
El autoconocimiento, la aceptación y la valentía, son los puentes que nos permiten llegar a vivir una vida que resuene con nuestro verdadero ser y nos haga felices. Por eso a medida que avancemos en nuestro viaje, recordemos siempre que nuestro valor y poder personal son las claves para vivir plenamente y para inspirar a otros a hacer lo mismo.