El sol, ese enemigo al acecho

Por Amanda Paulos
Bióloga, docente, observadora de fauna silvestre

Esta bella imagen de una puesta del sol en una plácida tarde de este abril en la laguna Los Horcones, a la hora en que la luz y la agradable temperatura del día comienzan a caer, nos recuerda que el Sol es el combustible de la vida, que nos da calor y luz y ejerce una fascinación increíble sobre los seres humanos. Sin embargo, desde la superficie de la tierra no notamos su furia, no reparamos en que, con sus grandes radiaciones cósmicas, puede a la vez dar y destruir. Pero nuestro planeta Tierra se protege. Tiene una fuerte y sofisticada armadura de varias capas: la atmósfera, los océanos, el campo magnético.

Las partículas cósmicas del sol altamente cargadas de energía se encuentran a unos 100km de la superficie terrestre con el primer escudo, el campo magnético terrestre, que cerca de los polos las repele y neutraliza mandándolas de regreso al espacio infinito. Los humanos, acá abajo, nos deleitamos con la fascinante vista de las auroras polares, pues así se ha dado en llamar a este magnífico fenómeno protector. Pero al arma más engañosa es la luz con sus rayos UV. Si bien los astronautas necesitan un traje especial de doce millones de dólares para protegerse, los demás mortales nos arreglamos con una simple crema. Aunque esto tampoco sería posible si no existiera otro escudo terrestre: la delgada y frágil capa de ozono, gracias a la cual solamente el 2% de la radiación UV llega a la Tierra. Hace unas pocas décadas estuvo en grave peligro, pero gracias a la prohibición mundial de ciertos químicos se está regenerando, como cuando un ser vivo se cura a sí mismo. Esta capa es especial, evita que nos calcinemos y nos cuidó por millones de años. De no ser por ella, la vida en la Tierra se reduciría nuevamente al agua, que fue el único lugar seguro por miles de millones de años. Otro escudo está formado por el CO2, que atrapa el calor en la atmósfera; de ahí la importancia de mantener la cantidad exacta de este gas, que a la vez nos mantiene calientes y evita que el Sol nos hierva vivos.

En la actualidad se bombea mucho más CO2 del que la Tierra puede equilibrar y la humanidad está poniendo en jaque a la poderosa e inteligente armadura. Pero no, no podemos quedarnos mirando la lucha de la Tierra con el Sol. Durante casi 4000 millones de años nuestro planeta nos protegió del sol, cual padre protege a sus hijos, pero no lo hará por siempre, nosotros debemos hacerlo.