El trabajo con las adicciones, desde una visión psicoanalítica

Por Teresa Geerken
Licenciada en psicología

Cecilia Gangli es psicóloga psicoanalista y trabaja en adicciones; es titular de un curso sobre atención de adicciones. Desde un escrito que ofrece en ese curso, nos cuenta: “Es siempre algún sufrimiento lo que lleva a alguien a consultar. Con relación a las adicciones, estas han dejado de funcionar como hasta ese momento. Alguna dimensión del sufrimiento ha aparecido para esa persona, el tóxico ya no anestesia su dolor. Que la droga no siga funcionando como hasta ahora, no quiere decir que se detenga el consumo”. Ella explica que el trabajo que se realiza desde el psicoanálisis implica que un tratamiento se orienta en la dirección del deseo para un sujeto.

El deseo, desde el psicoanálisis
Entonces, explica Gangli La cura vendrá por añadidura. Ésta, en un tratamiento psicoanalítico no tiene como objetivo central que el paciente deje la droga. Esto llegará en la medida que el paciente encuentre la función que el tóxico cumple para él. Y se arme de otras herramientas para soportar el dolor que, para él, hasta ese momento significa existir.

Una cura, siguiendo a Gangli, no puede realizarse con sujetos que sólo vayan a quejarse de su toxicomanía. Es necesario que, durante las primeras entrevistas, pueda desplegar las cuestiones de su vida, de sus relaciones familiares, laborales, etc. Que el paciente pueda ir armando en su discurso su novela familiar, su teoría acerca de por qué consume, qué lo hace sufrir, por qué le duele vivir. Sin embargo, algunos pacientes deciden por propia voluntad dejar de consumir tóxicos al momento de comenzar el tratamiento. Es el paciente quien debe decidir dejar de consumir, debe ser un asunto de él. El analista sólo puede demandar, para que el trabajo sea posible, que el paciente esté en condiciones de hablar de sí mismo en las entrevistas. Esto es favorecido por lo llamado marco teórico, horarios, regularidad, etc.

Es común que los pacientes que consumen drogas no tengan los síntomas característicos de la neurosis de transferencia: sueños, lapsus, fallidos, síntomas, etc. Esto es un punto de llegada: la constitución de un síntoma neurótico. Para, desde ahí, comenzar con el otro trabajo, desde la constitución del síntoma neurótico, desde la trasferencia, se puede trabajar con ese síntoma. Como con cualquier otro síntoma.

No puede hacerse un trabajo analítico con sujetos que sólo vengan a quejarse de su toxicomanía. Hay personas que buscan soluciones mágicas, que prefieren no hablar de sí mismos, sino que les resulta cómodo que un Padre les diga que hacer. Es necesaria la ficción creada por el paciente de un interlocutor Otro al que le supone un saber, Sujeto Supuesto Saber. Éste es el lugar del psicólogo. La transferencia imaginaria donde el analista es un objeto capaz de despertar amor, odio, fascinación o angustia; y transferencia simbólica que se constituye cuando el paciente puede volcar, en su palabra, su sufrimiento y dirigir esta queja al analista. Es en este momento donde surge la posibilidad de un síntoma y otras manifestaciones del inconsciente, como sueños, lapsus, equívocos. La clínica psicoanalítica procura elaborar una nueva posición del sujeto en la palabra.

En el encuentro con el analista, en las idas y venidas del paciente, en sus retrasos, interrupciones, es donde se va elaborando una relación con “la ausencia”. Suele ocurrir que un paciente, aun no viniendo a la entrevista, llame para conservar su lugar, que interrumpa, a veces por lapsos de tiempo prolongados, años, y vuelva para retomar en el punto en que había dejado. Más que imponer una abstinencia, es necesario elaborar el puesto de la droga en la relación con el analista. En el análisis debe construirse un tiempo de espera necesario, para que el paciente teja teorías acerca de lo que le ocurre, de por qué utiliza drogas.

La función del analista es fundamental en el sentido en que un paciente en análisis se aferra a él; es quizá lo más importante en la vida de un sujeto que va en busca de su deseo.

La toxicomanía toma estatuto de “síntoma” neurótico cuando el paciente intenta encontrarle un sentido, una explicación, a esto que lo hace sufrir. Ya no funciona como una operación del farmakon, detrás de la cual el sujeto desaparece. Éste es el punto de llegada en el tratamiento de una adicción. Que una operación del farmakon tome el estatuto de síntoma neurótico.