Hace pocos años me di cuenta que algunas cosas que para mí son naturales, para la mayor parte de mis congéneres no lo son. Y ahí empecé a interpretar que la sorpresa con la que ciertas personas me miran frente a algunas de mis decisiones, respuestas o acciones tiene que ver con eso, con algo que activa una especie de freno que limita y apaga. ¿Serán las creencias limitantes acerca de lo que se espera en una mujer de mediana edad, soltera, sin hijos y libre como yo? Jaja, es probable, pero la buena noticia es que siempre en mi vida en cada decisión y elección me guío pura y exclusivamente priorizando siempre de qué manera o en qué aspecto esa experiencia va a desafiarme y qué valor le va agregar a mi vida.
Todos naturalmente buscamos nuestro bienestar, y en mi caso nada me frena, ni siquiera tener que aprender a recorrer nuevos caminos, a entender nuevos idiomas o incluso a tener que hacerme cargo de la soledad que implica muchas veces empezar de cero algo. La experiencia, cada inicio, cada volantazo, cada ganancia y cada pérdida son mis activos más valiosos. Porque en cada uno de ellos me embarqué en procesos que exigieron y demandan mucha energía, dedicación y sobre todo entusiasmo.
No concibo la vida sin una pizca de osadía y curiosidad, porque creo que son el motor indispensable para empujar y acercarse a lo que uno desea, a lo que quiere, a lo que le da sentido a su existencia. Y permitirse experimentar, probar sin miedo a equivocarse, asumir el riesgo que implica correrse de ese estado de comodidad en el que muchas veces estamos no es siempre algo sencillo. Es más, muchos no están dispuestos a ni siquiera pensarlo.
Si todavía estás leyendo, te invito a reflexionar sobre esto, sobre la capacidad de decidir con libertad cada vez que aparece en vos una duda, una insatisfacción o la necesidad de algo distinto. ¿Te preguntás? ¿Te cuestionás si en este aquí y ahora no te estarás perdiendo la oportunidad que la vida tiene para que hagas ese salto que venís deseando desde siempre?. Ese que implica aceptar, elegir, hacerse cargo y no dejar en manos de nadie tu propio ser.
Es de valientes y es emocionante y movilizante intentar un cambio en un momento de la vida en el que la mayoría elige sostener un delicado y conocido estado, sea por el motivo que sea. No se trata de juzgar ni de creer que todos tenemos que pensar y actuar de la misma manera. De lo que se trata es de ser fieles a nuestros propios deseos. Y lo sé porque estuve ahí, estoy ahí todos los días. Por eso que importante es desentrañar que es eso que te está limitando y te aleja de tus pasiones, intereses, que te aleja de lo que te hace feliz y resuena para tu vida. Si no sabés cuáles son tus pasiones y tu propósito, va a ser más difícil impulsar cualquier cambio. Por eso el autoconocimiento es clave. Y una vez que tenés claro a dónde querés llegar, ponerte metas específicas y describir esos pequeños pasos que tendrás que recorrer y que hasta podrán en algunos casos requerir cambios drásticos en tu carrera profesional, estilo de vida, salud, o relaciones es el inicio. La motivación es fundamental para no perder la fuerza y constancia, por eso ir de menos a más es imprescindible.
Y como nunca es tarde para aprender algo nuevo, considerá hacer todo lo que sea necesario para alcanzar tus objetivos, incluso desaprender lo que aprendiste y sostuviste toda tu vida hasta ahora. ¿Por qué no?, Cuestionate, rebelate y volvé a revisar siempre todo lo que te puso y te llevó al lugar en el que hoy estás. Ese del cuál querés irte. Así vas a tener claro por qué una vez que te alejes no vas a querer volver ahí.
Por supuesto que cuidar nuestra salud física y mental es prioritario, así que intentá adoptar hábitos saludables para que puedas afrontar cualquier reto que te pueda exigir también un esfuerzo mayor. Y a esto agregale tu salud financiera, porque muchas veces los cambios implican romper con un esquema de ingresos tradicional y la prudencia es indispensable para cualquier movida.
Cómo la vida no se trata solo de uno mismo, la red de apoyo, la familia, los amigos, todos los que te quieren bien incluso algún profesional, algún coach o mentor pueden ayudarte a que este proceso sea más luminoso y alegre. Hacer un cambio de vida, reniventarse a los 50 años es una decisión valiente y requiere de osadía y agallas. Por eso reconocer y celebrar tus logros en este proceso, sin importar cuán pequeños sean es indispensable. La motivación y determinación se alimentan de nuestro propio reconocimiento en primer lugar, y luego del de los demás.
A ver, si estás pensando que simplifico, que parezco una ilusa o demasiado optimista, te aseguro que soy lo contrario. Entiendo perfectamente las dudas que se pueden sentir, porque todos enfrentamos miedos cuando estamos a punto de dar un gran paso. El miedo es una señal de que lo que te está atravesando es significativo para vos. Lo que tenés que evitar es que ese miedo te paralice, usalo para mantenerte alerta, con claridad mental y la dosis de serenidad que siempre es necesaria cuando vamos por algo que no sabemos bien a dónde nos puede llevar.
Hay quienes pueden creer que a cierta edad es momento de empezar a desacelerar, y que puede ser demasiado tarde para empezar nuevas carreras, emprender nuevos proyectos o aprender habilidades nuevas. Nada más desacertado, no te dejes limitar por esos pensamientos que solo te achican. Las presiones sociales y culturales sobre lo que "apropiado" para ciertas edades solo están atravesadas por la importancia que le des a la aprobación social o al juicio de otros. No lo necesitas. Te aseguro que los 50 son una excelente edad para emprender porque tenemos una riqueza de experiencia y conocimientos que no teníamos cuando éramos más jóvenes. Y la mayoría de nosotros ha visto más, vivido más y aprendido de sus errores. Y eso es pura ganancia.
Por último, ¿cuál sería el peor escenario? ¿Tener que volver a empezar de cero? Si así fuera es una buena noticia porque quiere decir que estás vivo y todavía tenés tiempo. El miedo proviene de lo desconocido, que no te controle. Vos sos quien controla tu vida y tus decisiones.
Emprender a los 50 no tiene que ver solo con el negocio o actividad que deseas construir sino y sobre todo con la persona en la que te querés convertir. Animate a tomar este desafío como una oportunidad para crecer aún más. Es inacabable todo lo que tenemos para ofrecer, solo se necesita voluntad y confianza. La vida te ofrece todo el resto.