Se trata de atender las necesidades de los proveedores turísticos y corresponder con el esfuerzo del turista que busca distenderse y aflojarse, en este caso, tal cual ocurriera en esta reciente Semana Santa.
Mariana Stachuk es docente de la Tecnicatura Universitaria en Hotelería de UADE y entiende que Semana Santa sea considerada como el cierre de una temporada, que en este caso tiene características poco comunes. La oferta pinamarense se relaciona básicamente por la pureza de su aire puro por lo cual esta condición va muy entrelazada por las condiciones del clima. “Pinamar como destino turístico presenta aire libre, un rasgo que es bien recibido por una masa turística que ha vivido desde hace más de un año con barbijo”, señala.
Tanto los prestadores de servicios como los proveedores de cualquier ítem que se relacione con la actividad más el turismo en sí tienen que navegar en un mar de posibilidades que lo hagan equilibrado con beneficios para ambas partes.
“El proveedor turístico tiene la necesidad de poder seguir trabajando para poder pagar sus gastos y por otro lado, el turista tiene la necesidad de relajarse y distenderse. Independientemente a eso aparte de relajarse va acompañada por los protocolos. Fue así como durante este verano tanto turistas como proveedores tuvimos que adaptarnos, tanto para un lado como para otro y por lo que he visto teniendo en cuenta que en UADE las clases han comenzado y que parte de mis alumnos han trabajado y ya lo habían hecho el verano anterior, es que pudieron comparar un verano con el otro y señalar la capacidad de adaptación, esta condición de poder darnos cuenta rápidamente donde estamos parados y que las cosas van surgiendo y eso es importante. Encontrar el respeto de persona a persona, el respeto y el cuidado por el otro con las reglas básicas. El respetar los horarios que nos piden para darnos un desayuno donde el proveedor quiere que se nos lo den de manera individual con algunos casos donde no lo pueden hacer por una cuestión de espacio. O como ocurrió con el tema de la pileta que la gente acepto muy bien. En la mayoría de los lugares teníamos un horario prefijado que fue rotando”, detalla.
Tenemos un grupo de personas con una pasión para lo que es el servicio que seguramente como lo hicieron esta temporada van a dar lo mejor de sí cada vez que se los convoque.
“Trabajo con mucha gente del turismo que busca profesionalizar, hoy la gente apunta a esto para brindar cada vez mejor servicio para tener mejores herramientas para salir adelante. Es una situación compleja que estamos pasando a nivel mundial. Tengo contactos con gente de Latino América, de Europa, todos estamos pasando por esta situación que es bastante complicada. Lo que estuve viendo en todo el año pasado y en este verano es que la gente está buscando constantemente dar un plus sin recargo de la mejor manera para que sea conveniente tanto para el proveedor porque tiene la necesidad de trabajar porque tiene su sueldo y su familia y por otro lado el turista que tiene la necesidad de distenderse, de descansar. Estamos replanteándonos los espacios de cada uno de nosotros tenemos que cubrir en cada situación determinar cuál es nuestro rol y cuál es nuestro compromiso que tenemos para con el otro y con el planeta en sí también”, amplía.
Stachuk entiende que Semana Santa convoca a un turismo muy particular, en su mayoría se los puede encasillar como turismo de escapada. Gente que entiende que son los últimos cuatro días que uno puede venir a descansar.
Se trata de un turismo que tiene un matiz religioso acorde a la fecha que el cual un Vía Crucis o una fiesta patronal también van a ser convocantes.
Desde hace unos años, Pinamar implementa un ciclo de cine de terror que cuenta con un espacio acorde como es el Bosque, ahí es donde toda la potencialidad se pone al alcance del turista. A quien además de mostrarle una película vinculada con el género también le pondrá el acento al cuidado del entorno. “Por eso es importante ser cuidadosos y respetuosos con él”, entiende.