Expertise parroquial sintoniza las prioridades de la cuarentena

Equipo de comunicación de la parroquia Ntra. Sra. de la Paz

La Semana Santa comienza en el venidero domingo de Ramos, y la comunidad cristiana la recibe, en esta oportunidad, cumpliendo una cuarentena por el coronavirus prorrogada hasta después de Pascuas por el gobierno nacional.

Así como la liturgia recuerda la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, aclamado por la multitud, días antes de su Pasión, Muerte y Resurrección, la acción de la Iglesia por estos días convoca a la hermandad católica para asistir a los más débiles y desprotegidos, no sólo por el riesgo mortal de contagio, sino por las vicisitudes económicas que provocan el encierro y la parálisis en la actividad.

La solidaridad se expresa desde el Vaticano, donde hasta el momento el Papa ha dispuesto donar 100 mil euros a Cáritas Italia para apoyar al territorio italiano en medio de la emergencia que está viviendo.

Del mismo modo, además, la limosnería apostólica, con el cardenal polaco Konrad Krajewski al frente, envió 30 respiradores a los hospitales italianos y españoles por un valor cercano al millón de dólares.

Pero en el minuto a minuto, los sacerdotes y laicos de todas las parroquias se ocupan de asistir directamente a los necesitados que ya conocen por la habitual labor misionera, más los que el parate por la emergencia sanitaria incorporó desde que se declaró el repliegue ciudadano a sus hábitats.

Nadie mejor conoce las carencias reales que los religiosos que trabajan codo a codo con la franja de la población genéricamente denominada como pobreza, y por eso alertaron a las autoridades que mandarla a la casa implicaría confinarla al habitual hacinamiento en el que vive, caldo de cultivo de enfermedades y virus diversos, a los que ahora se agrega el Covid-19.

El presidente Alberto Fernández convocó a la quinta de Olivos a los llamados “curas villeros”, y agradeció que pusieran a disposición las parroquias para el aislamiento de quienes no tienen techo.

Nuestra Señora de la Paz, Maranathá y Cáritas Pinamar organizan la producción de viandas freezadas que cocinan voluntarios basándose en ingredientes recomendados por la nutricionista municipal: polenta, arroz, fideos, puré de tomate, choclo en lata, picadillo/paté, lentejas secas, leche en polvo, azúcar, aceite y harina.

Los kits alimenticios son distribuidos entre las familias que más lo necesiten.

Al mismo tiempo, se llevan a cabo acciones tales como:

–“Delivery cuaresmal”, un servicio para personas mayores solas, a las que se ayuda a hacer las compras de mercado o farmacia;

–compra de alimentos para Cáritas, para entregar a familias necesitadas. Se les avisa y lo pasan a retirar a domicilio;

–campaña para confección de barbijos y camisolines: se pueden comprar las telas y los hilos para donar y también ofrecerse para la confección.

En cuanto a los oficios religiosos, los presenciales se circunscriben a la contención de los enfermos y la gente sola, en tanto que las misas y demás contactos se realizan en forma virtual a través de las redes sociales y la televisión por cable.