Intemperie: sensorial y trascendente

Con una inspiración clara en el entorno y haciendo pie en La Plata, Nueva Atlantis y Ostende, se concretó una expo que da mucho para hablar y analizar, más allá de la presencia física de las obras en la sala municipal.

Las artistas plásticas María Torrallardona y Florencia Argüello realizaron una muestra conjunta, denominada Intemperie, en la Sala Municipal de Exposiciones, que se extendió del 8 al 15 de febrero, donde el bosque y el mar, junto a la mujer y el hombre en su territorialidad geográfica y cultural, movilizaron la inspiración de las expositoras.

Torrallardona, en diálogo con Pionero, agradeció la posibilidad de presentar la muestra en la sala municipal, donde se le facilitó notablemente la tarea.

“En este caso la propuesta se llama Intemperie. Es una muestra en conjunto de mi obra [María Tolarralardona] y de otra artista, que se llama Florencia Arguello. La idea de hacerla aquí, en Pinamar, y conjuntamente las dos, fue porque tanto Florencia como yo trabajamos en la zona. Yo trabajo en Ostende y Florencia, en Nueva Atlantis; y, si bien yo estoy radicada en La Plata, paso mucho tiempo en una casa taller en Ostende. Entonces, la idea fue producir esta muestra en relación a los tres puntos en los que nosotras deambulamos y sobre todo focalizando la relación del artista con el mar y con todo el entorno geográfico que brinda esta zona”, describió.

Torrallardona se encarga de dejar en claro que no reside en Ostende pero que sí pasa mucho tiempo del año, porque el entorno propicia a trabajar y el contacto con la naturaleza y el mar alienta la labor artística.

María visita Ostende desde hace más de diez años, a través de los cuales la relación se ha hecho más intrincada: “Dentro de lo que es mi labor artística, hay toda una corrida, que se llama arte ambientalista. Nosotros no hacemos en este caso específicamente eso, pero estamos abordando desde el arte, y sobre todo desde el arte textil, la relación del artista hacedor con su propio entorno, cómo se abre el entorno y cómo el entorno de alguna manera penetra o interviene en la propia obra. Es algo que se está ejecutando por varios artistas, que son los conceptos de territorialidad geográfica, aquello que en este caso el hacedor artístico toma como propio un rato y esa relación que el artista tiene con su propio entorno es un leit motiv, como es en este caso lo que estamos presentando. Entonces, a mí me parece muy interesante porque es un desafío enorme que, como digo, este paisaje propicia muchísimas reflexiones, muchísimos sentidos y uno puede trabajar con un vasto caudal de contenido y, además, también es como un pequeño empujón como para que podamos interpelar el paisaje, adorar el paisaje, adueñarnos de la geografía que transitamos en este pequeño mundo, que es en realidad un gran universo, y todo lo que uno puede decir en relación a su propia relación con este entorno dado”.

Es claro que si bien el atelier es un espacio nada desdeñable para un artista, existen otros ámbitos en donde hay barreras que se han roto como quien ha decidido relacionarse con la intemperie.

En este caso, la rigurosidad marcha de la mano del compromiso, por lo cual “también el arte contemporáneo se sustenta con un trabajo interdisciplinar y empiezan producirse obras de gran escala con intervención de la ciencia y las ciencias sociales, de las ciencias más duras, y se van generando nuevas lecturas sobre aquello que acontece sobre un hecho social que se asocia mucho con el fotoperiodismo, con el periodismo, con la literatura, la sociología o en este caso que, nosotras desde nuestro pequeño lugar, tomamos el entorno lo trabajamos y lo procesamos básicamente desde el arte textil tomando las viejas técnicas de las labores que las mujeres hacían, como bordar, tejer, coser y eso también es una resignificación que abarca también todo un universo, pero brevemente podemos decir que aquello que las mujeres solamente hacían puertas adentro nosotros lo estamos tomando para enriquecer la mirada de nuestro propio paisaje y salir a la calle, a la intemperie”.