Los datos pueden ser cifras frías, duras, impersonales pero también pueden representar lo opuesto. Si la cantidad de habitantes permanentes en Pinamar creció un 56,48% entre el 2010 y 2022, según los datos arrojados en el último censo, es principalmente por lo cálida, amorosa, amable y atractiva que resulta la zona para quienes han elegido el bosque, la playa y el mar como el entorno en el cual proyectar y expandir su vida.
Elegir dónde vivir y a partir de eso mudarse y radicarse en otro lugar es una decisión profundamente personal y trascendental en la vida de una persona. Existen múltiples motivaciones que pueden impulsarnos a generar ese cambio, y cada una de ellas refleja el deseo de mejorar algún aspecto de la vida. Para algunos, la mudanza es una expresión de su deseo de aventura y cambio, explorar nuevos horizontes, conocer diferentes culturas y vivir experiencias únicas. En otros casos lo que se puede estar buscando es un mayor bienestar, crecimiento profesional, ampliar conexiones personales, consolidar nuevos vínculos, lograr estabilidad económica o tener un estilo de vida más sano.
Me atrevería a decir que todas estas motivaciones son algunas de las que he escuchado mencionar entre quienes han elegido Pinamar como ese lugar tan buscado
Los cambios abren oportunidades y experiencias, y eso proporciona una nueva perspectiva y un renovado sentido de propósito a la vida. Cambiar de entorno es solo una parte, lo más importante sin dudas es el profundo reajuste emocional y social que conlleva el proceso. Se ponen en juego las aspiraciones, sueños y necesidades individuales y siempre la calidad de vida es una de las razones más potentes que motiva a iniciar una nueva vida en otro lugar. La pandemia dejó en claro que vivir en un lugar con acceso a espacios verdes, aire limpio y menos ruido puede transformar radicalmente el bienestar físico y emocional. No es casual que durante ese tiempo y con posterioridad creciera de manera tan notoria la migración de familias y personas hacia lugares como Pinamar anhelando un poco de todo eso. En un mundo cada vez más urbanizado y acelerado, la proximidad y acceso a la naturaleza está comprobado que tiene numerosos beneficios para la salud mental, puede reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y aumentar la sensación de bienestar.
¿Cómo negar el valor incalculable de poder hacer una caminata diaria, en un ambiente seguro, sin ruidos que aturden y teniendo como música el sonido del viento, del mar o de los pájaros? Cuando uno tiene eso al alcance de la mano todo el tiempo muchas veces pierde perspectiva del valor que eso tiene en la vida de cualquier persona y por qué algunos están dispuestos a dejar su zona de confort para acceder a algo que para otros es tan habitual y cotidiano pero tan valioso.
El ritmo de vida más lento y menos demandante se traduce en menor estrés y ansiedad. La menor presión por el tiempo, los desplazamientos cortos y sin tráfico contribuyen a una vida más relajada y equilibrada. Caminar de un lado a otro, o ir en bicicleta es también una buena manera de disfrutar de esos momentos con otra perspectiva. Y eso en Pinamar es moneda corriente.
La proximidad a la familia y amigos puede ser también una razón para quedarse o por el contrario para mudarse. En algunos casos, las personas desean estar más cerca de sus seres queridos, especialmente en situaciones donde se necesita apoyo mutuo. En otros casos, la búsqueda de una comunidad con valores y estilos de vida similares puede impulsar a alguien a mudarse a un lugar donde sienta un mayor sentido de pertenencia y conexión social. Desde mi experiencia personal uno de los aspectos más interesantes de la vida en lugares más chicos, es que al ser comunidades más pequeñas tienden a ser más unidas. Esto facilita la creación de relaciones interpersonales más estrechas y significativas. Por cierto, conocer a los vecinos, participar en eventos comunitarios y sentirse parte de una red social sólida brinda un sentido de pertenencia y apoyo, factores clave para la salud mental y emocional. Y en ese sentido la cohesión y el apoyo comunitario son esenciales para reducir la sensación de aislamiento que a menudo se experimenta en las grandes ciudades.
Hay algunas cuestiones totalmente mundanas pero sumamente importantes en el momento de evaluar dónde vivir y es el factor laboral. Muchas veces una buena oportunidad laboral es lo que motoriza un trasladado ya que abre oportunidades de crecimiento y desarrollo en un sector particular. El espíritu emprendedor es fundamental también en estos casos, ya que muchas veces una mudanza también nos puede desafiar a reinventarnos en el aspecto laboral y nos obliga a desarrollar nuevas habilidades. Incluso hasta podemos transformar un hobby en nuestro nuevo medio de vida. Permitirse experimentar y probar en estos contextos de cambio es imprescindible.
Los datos hablan por sí solos y está probado que la tasa de criminalidad en los pueblos es, por lo general, más baja que en las ciudades. Y esta es también otra de las razones por las cuales muchos eligen venir a entornos más seguros en los cuáles se pueda vivir con menos preocupaciones sobre la violencia y el crimen. La seguridad percibida contribuye a una mayor tranquilidad mental y a una vida más relajada.
Podría seguir enumerando muchas otras causas por las cuales, en este caso Pinamar, es uno de los lugares más elegidos de Argentina por quienes eligen cambiar de vida. Cada uno va a encontrar las suyas y son válidas. Valoro mucho el entusiasmo y valentía de quienes eligen hacer el salto porque contagian y estimulan a quienes siempre han vivido acá. A veces los nacidos y criados aquí pueden sentirse invadidos por caras nuevas, con ideas y experiencias de vida diversas, pero ser abundante, abierto, receptivo y generoso para quienes se suman a nuestra comunidad es siempre la mejor decisión. Porque en un mundo que avanza rápidamente, Pinamar representa un refugio donde es posible encontrar equilibrio y una vida más plena y saludable. Y que privilegio vivir y ser felices en el lugar indicado, no?