La presencia real de Jesús en el Pan y el Vino consagrados

Enviado por el equipo de comunicación de la parroquia Ntra. Sra. de la Paz

Los chicos de segundo año de catequesis de la parroquia transitan los momentos previos al gran acontecimiento de recibir a Jesús Eucaristía.

Tuvieron una jornada de convivencia en la capilla Beata Laura Vicuña, que comenzó con un desayuno y, ya en el templo, el padre Marcelo Panebianco les dio la bienvenida.

Rezaron y, acto seguido, se desarrolló la historia de vida y fe de Laura Vicuña, se trabajó en grupo y se hizo una puesta en común.

Hubo canciones, coreografías, juegos, sorteos, regalos y un gran almuerzo, todo a la luz de los evangelios, que movieron a la reflexión y las oraciones.

Los catequistas se multiplicaron para que en la organización no faltara nada, en cuanto a la comida, limpieza, animación y música con que se enmarcó el hecho que la Palabra de Dios muestra claramente: la “presencia real de Jesucristo” en el Pan y el Vino consagrados.

Jesucristo dice al respecto:
“Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo”.

En la capilla San José hubo asimismo dos ceremonias por comuniones, con los chicos que recibieron por primera vez el cuerpo de Cristo junto a sus catequistas.

Las convivencias tienen por finalidad integrar a los chicos en forma amena y distendida, que estén abiertos a escuchar y aprender, para que los canales de comunicación se activen y la Palabra de Dios sea captada y compartida.

Ya lo dijo Francisco durante el encuentro con los empleados del Dicasterio para la Comunicación, así como con los consultores y miembros del organismo vaticano, que participaron, del 10 al 12, de la Asamblea Plenaria titulada “Sínodo y comunicación: un camino por recorrer”: la tarea de la comunicación es “favorecer la cercanía, dar voz a los excluidos, llamar la atención sobre lo que normalmente descartamos e ignoramos”, subrayó.

“La comunicación es, por decirlo así, el oficio de los vínculos, dentro de los cuales la voz de Dios resuena y se hace escuchar”, afirmó el Pontífice en su discurso.

El Papa indicó tres puntos en los que debe orientarse la comunicación: “Hacer que las personas estén menos solas”, “dar voz a los sin voz”, educarse en el “esfuerzo de comunicar”.

Advirtió que “si la comunicación no disminuye el sentimiento de soledad al que tantos hombres y mujeres se sienten condenados”, entonces “solo es un entretenimiento, no es el oficio de los vínculos”.

En cambio, aclaró, “una persona se siente menos sola cuando se da cuenta de que las preguntas, las esperanzas, las luchas que lleva dentro encuentran su expresión fuera”.