Libros con nombre de animales

¡Cuál fue mi sorpresa cuando decidí buscar en la web libros en castellano o traducidos al castellano con nombres propios de animales para compartir en este espacio!

De antemano había recorrido mentalmente los que yo conocía y mi lista personal resultó ser muy pobre: Platero y yo, King Kong y Moby Dick, uno escrito originalmente en castellano y los otros dos en inglés, pensé. El resto eran del tipo de El patito feo o Los tres cerditos, La rebelión en la granja o El libro de la selva, en los que el protagonista es el animal personificado. Entonces ¡a la internet voy por más información! y, un tanto frustrada, descubro que King Kong nunca fue un libro sino una película filmada por primera vez en 1933, en la cual tras muchas peripecias Kong, the King, muere por amor a su amada Ann. Y sólo quedan Platero y yo y Moby Dick. El primero narra una historia muy triste, y el otro una historia de bravura animal, y me gustó más.

La novela de Herman Melville trata la historia de Ahab, el capitán del barco ballenero Pequod, quien se encuentra obsesionado con la persecución del enorme cachalote blanco que lo privó de su pierna. La novela, si bien inicialmente no obtuvo ganancias comerciales, sirvió para asentar la reputación literaria del autor por las extensas descripciones de la caza de las ballenas en el siglo XIX y multitud de otros detalles sobre la vida marinera de la época: “Así como por su conformación general la cabeza del noble cachalote puede compararse a un carro romano –sobre todo vista de frente y debido a sus contornos redondeados– la cabeza de la ballena verdadera se parece más bien a un no muy elegante y gigantesco zapato.” La novela fue inspirada en algunos hechos reales; el más reconocido es el caso del cachalote albino Mocha Dick que, como Moby Dick, en el siglo XIX cerca de las costas de Chile escapó incontables veces de sus cazadores durante más de cuarenta años, por lo que llevaba varios arpones incrustados en su espalda. Los balleneros contaban que atacaba furiosamente dando resoplidos que formaban una nube a su alrededor; embestía los barcos perforándolos y volcándolos, y mataba a los marineros que se atrevían a enfrentarlo. Y, como estos barcos de la vida real, el imaginario Pequod encontró su final en la ficción. Melville magistralmente lo narra así: “De pronto, los círculos concéntricos alcanzaron al bote solitario y a su tripulación, de forma que todo remo flotante, arpón o lanza, todo lo que tenía vida o carecía de ella, comenzó a girar vertiginosamente hasta que no quedó el menor rastro de todo cuanto había sido.”

Los cachalotes son mamíferos relativamente plácidos y han ocurrido muy pocos incidentes en tiempos modernos que indiquen lo contrario. Estos animales se alimentan principalmente de calamares y raramente atacan, sólo lo hacen cuando confunden a otros mamíferos con focas o presas. No obstante, Richard Bevan, zoólogo y profesor de la Universidad de Newcastle, en Reino Unido, señala que estos animales pueden recordar si fueron atacados en el pasado y afirma: “No tengo la menor duda de que un cachalote puede recordar si lo atacaron con un arpón y puede responder agresivamente si siente que está amenazado”. Y esto es lo que debe de haber sentido el real Mocha Dick. Y Moby Dick en las 800 páginas de la historia imaginada por Melville.