Los adolescentes y los padres

Esta semana se publicó una entrevista realizada a la mamá de Lara, la adolescente que se disparó en el aula de una escuela secundaria, en la ciudad de La Plata.

Más allá del lamentable suceso, en el que perdiera la vida la menor, me lleva a escribir esta nota el reflexionar sobre los adolescentes y su mundo, siguiendo las palabras de la madre: “No supe ver el mundo privado que la angustiaba”.

Cómo acompañar a los adolescentes sin molestarlos, sin que sientan que nos metemos en su vida, que los juzgamos y no los entendemos… sin minimizar lo que les sucede.

Es difícil en algunos momentos, dadas las características de la adolescencia, encontrar el punto justo entre estar con ellos, para ellos, pero no convertirse en “sus perseguidores”. ¿Cómo se hace?

Hay que tener en cuenta que los adolescentes transitan una etapa de muchos cambios. Esto que digo no ha de ser novedad para nadie pero, junto con la primera infancia, es cuando más mutaciones físicas se dan. Esto puede generar en ellos incertidumbre, miedos, fantasías varias, además de que quienes fueron hasta ese momento está cambiando. Son chicos para algunas cosas y grandes para otras. Comienzan a buscar una identidad, algo propio, una forma de ser ellos, pero al mismo tiempo esto se encuentra acompañado por el resto, sus amigos y compañeros de la escuela. Se ve que comienzan a identificarse con determinadas banditas o grupos, con una estética particular, música y gustos afines. Ellos con todas estas particularidades y los padres, con un cambio en sus hijos, que a veces les cuesta ver. Dejaron de ser niños, y quieren ser grandes… y acá surge la pregunta: ¿Para qué querer ser grandes? ¿Para qué siguen siendo chicos?

La adolescencia cambió rotundamente desde hace unos años hasta hoy. Ahora los adolescentes no necesitan juntarse para estar, hablar, compartir. Lo que hacen, a veces, es hablar por medio de las redes sociales; puede ser con amigos, conocidos, pero también conocidos virtuales. Sin haberse visto nunca. Esto también genera miedo en los padres, porque muchas veces no saben con quién hablan los hijos, con quiénes comparten tantas palabras. También en el Facebook, o en otras redes, donde nos conectamos y podemos hablar, estar en contacto con otros. Qué podemos hacer los padres con este tema, siempre depende de la edad, pero cuando quieren abrir una cuenta de Facebook podemos proponerles ser su amigo en la red, así vemos qué comparten y quiénes son sus amigos, eso sí, no hay que comentar cada cosa que comparten, ni entrometernos en las publicaciones de sus amigos. Hacerlos conscientes del riesgo que conlleva hablar con alguien que no sabemos quién es, que no conocemos, el “no hables con extraños” es difícil en las redes, porque muchas veces son personas no conocidas con las que entramos en contacto. Pero si son conscientes de los riesgos es más difícil que los engañen, o que confíen en cualquier persona.

El tema del celular, ¿a qué edad es conveniente…? Eso depende de cada familia, si son chicos tenemos que saber que pueden acceder a todo el material disponible en internet, con cualquier celular. Por eso es bueno tener conocimiento de los filtros y demás programas que se pueden utilizar para bloquear determinados contenidos que no son aptos para menores.

Hay que intentar estar al día, de los gustos, en cuanto a la música, ropa, formas de estar, grupos o bandas, la estética, todo el mundo de nuestros hijos, que antes, cuando nosotros éramos jóvenes, era tan distinto. Pero ahora cambiaron, hay que aggiornarse, ir explorando, podemos directamente preguntar, sentarnos con ellos y preguntarles, no hacer juicios, ni valoraciones, sino, simplemente escucharlos. Preguntarles y dejarlos hablar, mostrar interés. Si me dicen que no se puede porque no largan el celular, ver si nosotros no estamos haciendo lo mismo; ese tema también podemos hablarlo, el uso de la tecnología, poner tiempos de uso.

Porque si ellos saben que pueden contar con nosotros, que vamos a estar ahí para escucharlos, acompañarlos, van a recurrir a nosotros cuando tengan un problema. A veces sé que es difícil, que podemos no saber qué hacer con lo que les pasa. Pero siempre hay profesionales a los que podemos recurrir para consultar si es que tenemos dudas, si no sabemos cómo resolver, o como ayudarlos.