Los pastorcillos de Fátima serán en breve elevados a santos

Así como el papa Francisco acaba de presidir en la basílica de San Pedro, junto a una multitud de fieles y peregrinos, la celebración penitencial con el rito de la reconciliación: la confesión y absolución individual, ayer jueves a las 19.30, en Pinamar, tuvo lugar la ceremonia alusiva con la participación de los sacerdotes de la zona pastoral.

La ambientación en el templo, tras escuchar las lecturas asignadas, es de recogimiento y reflexión y, como hiciera el Santo Padre, el párroco que encabeza el ritual da testimonio propio con el ejemplo al valor de la confesión, ya que constituye una renovación espiritual que fortalece la fe y da fuerzas para seguir avanzando en el camino de la vida cristiana.

Asimismo, la parroquia continúa con la inscripción abierta para la catequesis de niños, jóvenes y adultos, cuyo calendario comienza a desarrollarse el mes que viene.

En este tiempo de Cuaresma, y casi al cumplirse un siglo de habérseles aparecido la Virgen en Fátima, los beatos pastorcillos Francisco y Jacinta Marto serán santos, según decidió el papa Francisco el jueves 23 de marzo por la mañana, al promulgar el decreto referido al milagro que les fue atribuido, durante la audiencia al prefecto de la Congregación de las causas de los santos.

La religiosa Angela Coelho, que la postuló, refirió que fue fundamentado en la curación de un niño nacido en Brasil. La Iglesia celebró el 20 de febrero, fecha de la muerte de Jacinta, la fiesta litúrgica de los beatos.

La medida está contenida en el marco de la canonización de los mártires de Tlaxcala, los niños indígenas mexicanos Cristóbal, Juan y Antonio, asesinados por profesar la fe cristiana: en 1527 el primero y 1529 los otros dos. Y la beatificación data del 6 de mayo de 1990. Fue realizada por Juan Pablo II el 13 de mayo de 2000, durante la misa en el santuario mariano, donde ambos chicos (junto a la prima Lucía de Jesús Rosa dos Santos, cuyo proceso de beatificación se cerró en febrero pasado) asistieron a las apariciones de la Virgen María en el barrio Cova da Iría, entre mayo y octubre de 1917. Esto se producía cuando los chicos tenían nueve (la niña) y seis años (el varón). También había presenciado aquella visión Lucía do Santos, en ese momento de diez años, y que vivió hasta los 97 años y falleció en 2005.

Los beatos de Fátima fueron los más jóvenes no mártires de la historia de la Iglesia Católica. El Pontífice –que los próximos 12 y 13 de mayo viajará precisamente a Fátima, a unos 120 kilómetros de la capital de Portugal, Lisboa– coincide con el año en el cual se recuerda el centenario de las apariciones marianas y, aunque el lugar de la ceremonia recién se dará a conocer durante el próximo consistorio de cardenales, el 20 de abril, fuentes de la Santa Sede sostienen que podría ser ahí.