Los últimos serán los primeros

Por Fernanda Grimaldi
Lic. en Relaciones Públicas, magíster en comunicación. Coach y Directora de Lindo Comunicación.

Diciembre es un mes que para la mayoría suele ser el final de un período, de un ciclo. En localidades como la nuestra representa el comienzo. En nuestro caso durante este mes se inicia la época del año que en general congrega el pico máximo de actividad desde todo punto de vista.

“La temporada”, así entre comillas, aquí tiene en sí misma un valor enorme porque marca el ritmo de lo que será el resto del año. Hay personas que tienen trabajos diferentes. Hay actividades que solo se llevan adelante durante 45 días. Hay negocios que solo funcionan o abren durante ese tiempo también. Todo esto le da a esta zona una cadencia especial que poco a poco es necesario ir afinando. Durante muchos años el ritmo fue similar, parecido y muchos aprendieron a bailarlo muy bien. Sin embargo, estamos entrando en un momento en que, sin lugar a dudas, se requiere una música que suene de manera incesante, constante y por eso vamos a necesitar otros acordes.

La pandemia trajo muchos cambios. Y dentro de estos, muchas personas decidieron iniciar una nueva vida que en algunos casos los trajo por acá. Desde la Municipalidad informaron que durante 2020-2021 alrededor de 5000 nuevas familias se asentaron en la zona, lo cual indica que contamos con un atractivo para quienes desean tener una mejor calidad de vida. Y esa es la mejor señal para que quienes vivimos y trabajamos acá empecemos a pensar y actuar de otra manera.

Así fue como recibimos una cantidad interesante de nuevos habitantes que también trajeron algunos de sus hábitos y rutinas, muchas de las cuáles estábamos acostumbrados a ver con mayor frecuencia en “la temporada”. Por ejemplo, demanda de algunos servicios como espacios de co working, más amplitud horaria en la atención en algunos comercios, más oferta de ciertos profesionales.

Se suele decir que las crisis son oportunidades. Pero para que esas oportunidades sean realidad, en nuestro caso, el primer paso es dejar de pensar en términos de temporada. Porque lo temporal implica transitoriedad, y cuando lo que se pretende es crecer es imperioso llevar adelante procesos, impulsar nuevos modelos de vinculación y expansión económica y social. El progreso demanda tiempo, firmeza, persistencia y generar condiciones de desarrollo para todos. En ese sentido, es fundamental que desde el ámbito público se propongan medidas que favorezcan la apertura de nuevas empresas y comercios que se traduzcan en mejores condiciones laborales y más oportunidades. Y ello debe acompañarse con servicios a los ciudadanos más eficiente, donde la salud y la educación son clave.

Cuando una ciudad, zona o región quiere crecer piensa en grande. Así como a nivel individual, nos proponemos metas y objetivos que nos ayudan a poner foco en lo que queremos alcanzar, lo mismo debemos hacer como comunidad.

Cuando decimos que lo único permanente es el cambio, nos referimos a ser flexibles para entender que no podemos aferrarnos a paradigmas o esquemas mentales rígidos y arcaicos. Por eso si empezamos a pensar y actuar tomando como valor la permanencia, la duración y la continuidad, la estacionalidad propia de muchos rubros relacionados con el turismo de verano podrá verse contrarrestada con propuestas que estén destinadas a otros públicos, incluso al local. Y para eso se necesita un compromiso de todas las partes. Por ejemplo, si hay nuevas propuestas comerciales quienes vivimos acá debemos conocerlas, difundirlas y apoyarlas. Si se va a requerir cubrir puestos de trabajo o mano de obra, es importante priorizar a los locales, quienes a su vez deberán capacitarse y formarse para mejorar su empleabilidad, sus conocimientos y profesionalizarse. Esto es imprescindible para que haya una real movilidad y crecimiento en todos los sentidos.

Estamos ante una gran oportunidad y dependerá pura y exclusivamente de lo que cada uno de nosotros desde su lugar haga para poder asegurar una mejor calidad de vida para todos, para quienes nos elijan como su nuevo hogar y para quienes viven aquí desde hace varias generaciones. Sin apertura, sin plan, sin organización, sin trabajo y constancia ningún crecimiento es posible, incluso aunque las condiciones puedan ser las más favorables.

Quizás sea el momento de entre todos sumar, abrir, compartir, sostener pensando más allá de dos meses, sino más bien apostando en el bienestar y desarrollo responsable de nuestros hijos y las próximas generaciones.