Madres vírgenes en el jardín

La naturaleza no termina nunca de sorprendernos: los casos de madres vírgenes son mucho más comunes y numerosos de lo que nos imaginábamos hasta que alguien nos lo cuenta.

El fenómeno biológico que lo hace posible se conoce como partenogénesis, palabra que viene del griego parthenos, que significa virgen, doncella o soltera, y génesis, que significa origen, nacimiento o creación. Esta forma de reproducción se basa en el desarrollo de células sexuales femeninas no fecundadas, que se da con cierta frecuencia en algunos tipos de gusanos, invertebrados marinos, insectos y hasta en peces, anfibios y reptiles.

Las razones por las que se presenta la partenogénesis en algunas especies animales son diversas y van más allá de este escrito. Se cree que la escasez de machos suele ser un disparador biológico, y cierto es que la curiosidad de los científicos ha llegado a inducirla exitosamente en conejos y ratones. Se ha comprobado sin embargo que no es exitosa en los primates, por lo que la especie humana queda exenta más allá tan sólo de la clonación de las células madres para usos en biomedicina. En otras especies, como la de los pulgones Aphis nerii que ilustran esta nota, la reproducción partenogenética sin huevos ocurre por influencias de las condiciones externas. Los pulgones, insectos chupadores parásitos de las plantas, se reproducen partenogenéticamente, y “paren” sus crías vivas, es decir, además son vivíparos, cuando las condiciones son favorables y hay abundante alimento. De lo contrario, al fin del verano y durante el otoño si las hojas verdes escasean, producen machos y hembras que se reproducen sexualmente. En este caso ponen huevos que pasan el invierno en el ramaje seco de las plantas y en primavera nacen las hembritas que parirán como vírgenes. Además de estos coloridos pulgones podemos ver en nuestro jardín algunos menos llamativos sobre los brotes de rosa. Las jardineras hacendosas se preocupan y prontamente piden consejos sobre el uso de insecticidas para eliminarlos. No hay que preocuparse, jamás llegarán a secarnos un rosal, porque cuando el número de insectitos sea muy alto, algunos criarán alas y empezarán a volarse de la planta en busca de otra menos poblada. Hay también unas avispitas muy pequeñitas que ponen sus huevitos adentro del abdomen de los pulgones, las larvitas de las avispas crecen en el interior de los pulgones hasta que éstos mueren y así también comienza a disminuir su número. Con este comentario saltamos a lo que se llama “control biológico”, es decir, algo así como que la naturaleza es sabia y cada animalito tiene una función para mantener el equilibrio de un ambiente.

Así es que, si vemos en una planta de nuestros jardines brotes atestados de pulgones que tienen hijitos todo el tiempo y parece que va a terminar con nuestra planta preferida, a no preocuparse, solos o por el efecto de algún otro bichito se irán controlando las poblaciones y nuestra plantita estará a salvo. La naturaleza nos sorprende, la naturaleza es sabia, dejémosla ser.