Enviado por el equipo de comunicación de la parroquia Ntra. Sra. de la Paz.
El domingo próximo, la celebración de Cristo Rey cierra el año litúrgico, y deja los aprestos para la llegada, en la semana siguiente, del Adviento, palabra que significa venida, y para la iglesia católica romana marca el tiempo de preparación antes del nacimiento de Jesús: el 28 de este mes se inicia en muchos hogares como símbolo navideño y se extiende durante tres domingos más, previo al 25 de diciembre.
La fiesta del rey Cristo fue iniciada por el Papa Pius XI en 1925, a través de la encíclica Quas Primas, y este año estará rodeada por las particularidades propias del tiempo de pandemia que atravesamos.
La convocatoria es para unir el corazón de las comunidades que podrán celebrar presencialmente con las que realizarán oficializaciones y, en comunión, con todas aquellas que, deseando estar juntas, aún no lo podrán hacer.
En todo caso, la solemnidad habrá de servir de oportunidad para revalorizar la comunión fraterna, la esperanza y el servicio.
Las imágenes de Jesucristo, ya sea en pinturas o en yeso, lucirán en los portales de las casas de muchas familias católicas, pero su mensaje de tener misericordia para con los pobres y necesitados cala cada vez más hondo en el espíritu de los hijos de Dios.
El papa Francisco, en la misa celebrada en la Basílica de San Pedro la semana pasada, en el marco de la IV Jornada Mundial de los Pobres, que este año lleva como tema: “Tiende tu mano al pobre”, lo dejó expresamente asentado: “En el Evangelio, los siervos buenos son los que arriesgan. No son cautelosos y precavidos, no guardan lo que han recibido, sino que lo emplean”, dijo y recordó que el bien, “si no se invierte, se pierde; porque la grandeza de nuestra vida no depende de cuánto acaparamos, sino de cuánto fruto damos”.
En la diócesis se llevaron a cabo tres charlas virtuales referidas a la temática, inauguradas por el obispo Gabriel Mestre, en las cuales se ratificó que “la tierra, el techo y el trabajo son una demanda con la que el Papa nos interpela para cambiar la dinámica de nuestras prioridades”, y se dieron las gracias por todos los servicios hacia todos los pobres y que generosamente se les tienda la mano a los más necesitados, como expresa el lema de la campaña que, durante noviembre, desde las redes sociales, visualiza e insta a replicar las buenas acciones que se realizan desde diferentes sectores de la ciudadanía, organizaciones y credos.
En su documento alusivo, Cáritas indica que “la pandemia puso de manifiesto la gigantesca desigualdad social que miles de argentinos sufren en nuestro país”.
Apela a cifras del INDEC para señalar que la pobreza abarca al 40,9% de la población (un 5,5% más que en 2019), que el índice de indigencia subió al 10,5% (contra el 7,7% de 2019), y que la desocupación llega al 13,1%, realidad ésta “que se reflejó rápidamente en los comedores, merenderos y centros comunitarios de Cáritas, tanto en el conurbano bonaerense como en las grandes ciudades del interior”.