Naturaleza, musa inspiradora

Hace tiempo que siento la necesidad de ceder este espacio a la exquisita sensibilidad del Poeta, que para nuestro deleite se inspiró en la naturaleza al escribir sus mejores versos. Sólo algunos fragmentos comparto y sus espíritus sabrán comprender mi atrevimiento.

Lo fatal: Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo, y más la piedra dura porque ésa ya no siente, pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, ni mayor pesadumbre que la vida consciente. Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto, y el temor de haber sido y un futuro terror... Rubén Darío

El viaje definitivo: Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando. Y se quedará mi huerto con su verde árbol, y con su pozo blanco. Todas las tardes el cielo será azul y plácido, y tocarán, como esta tarde están tocando, las campanas del campanario. Juan Ramón Giménez

El tigre: Tornasolando el flanco a su sinuoso paso va el tigre suave como un verso y la ferocidad pule cual terso topacio el ojo seco y vigoroso. Enrique Banchs

La lluvia: Bruscamente la tarde se ha aclarado. Porque ya cae la lluvia minuciosa. Cae o cayó. La lluvia es una cosa. Que sin duda sucede en el pasado. Quien la oye caer ha recobrado. El tiempo en que la suerte venturosa. Le reveló una flor llamada rosa. Y el curioso color del colorado. Jorge Luis Borges

Vida retirada: ¡Qué descansada vida la del que huye del mundanal ruido y sigue la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido! Fray Luis de León

Nocturno: Silencio de la noche, doloroso silencio nocturno... ¿Por qué el alma tiembla de tal manera? Oigo el zumbido de mi sangre, dentro de mi cráneo pasa una suave tormenta. ¡Insomnio! No poder dormir, y, sin embargo, soñar. Rubén Darío

Árbol feliz: ¿Qué es esto: ayer no más un árbol desnudo y seco, abandonado, inmóvil, mudo, de nuevo al cielo azul joven te elevas, pomposamente lleno de hojas nuevas? Y aquellas ramas rotas que tenías, y aquellas hojas secas que veías como instantes caer, ¿adónde han ido? Enrique Banchs.

Quisiera esta tarde divina de octubre: Quisiera esta tarde divina de octubre pasear por la orilla lejana del mar; que la arena de oro, y las aguas verdes, y los cielos puros me vieran pasar. Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera, como una romana, para concordar con las grandes olas, y las rocas muertas y las anchas playas que ciñen el mar. Alfonsina Storni