Observadores de aves, cada vez más jóvenes

Muchos, muchísimos, fueron los que dejaron las gomeras y los rifles por los binoculares y las cámaras de fotos para aproximarse a un ave.

Desde los ejemplares de la primera edición de Entre hombres y pájaros que el mismo autor dejaba a la venta en armerías y negocios donde se vendían jaulas, rifles y tramperas allá por el ´76 hasta estos tiempos más cercanos en que un encuentro de observadores y fotógrafos de vida silvestre se hace posible con un público heterogéneo conformado por personas de todas las edades, se han estado generando cambios en la idiosincrasia con la que niños, jóvenes y adultos interactúan y comparten, enseñan y aprenden la apasionante afición del avistaje de aves.

Casualmente (¿será casualmente?) en el mismo poblado rural donde a los diez años el autor del libro sintió nacer su vocación de naturalista, la pasada semana nos congregamos en el 1° Encuentro Provincial un buen grupo de observadores y fotógrafos, algunos de ellos profesionales, de la naturaleza y de las aves. Niños, niñas, jóvenes y adultos hombres y mujeres fuimos seducidos por la invitación al evento. Los temas fueron variados, bien secuenciados, y todos los presentes estuvieron firmes en sus puestos hasta que los presentadores dijeron su última palabra o mostraron su última foto o compartieron sus experiencias. El primer día comenzó con amables palabras de bienvenida de parte de las autoridades del pueblo a la audiencia. Siguió con un fotógrafo experto en aves que nos dio consejitos y sugerencias al alcance de todos. Luego, una amena conversación de uno de los más experimentados observadores de la región sobre cómo seguir observando desde casa con la web en la cual no faltaron el humor y las anécdotas con las cuales nos identificamos los más nuevos.

Luego, nos deleitamos con las aves del Partido de Coronel Suárez, cuya muestra y comentarios estuvieron a cargo de miembros del COA Tuyuyú. El INTA Bordenave estuvo presente con el Proyecto Loica Pampeana, sobre investigación y acción participativa en pos de la protección de esta especie en declinación. Y llegó el turno de un fotógrafo profesional, quien nos dejó maravillados con sus estrategias y conocimiento. Más tarde pudimos saber sobre las aves de la zona de Bahía Blanca y finalmente fue el turno de la fauna de la Laguna de Saavedra a través de la fotografía. Como suele ser costumbre en este tipo de eventos, no faltó el break con café, té y riquísimas masitas del pueblo.

El broche de oro fueron la salida de campo de la segunda jornada en la flamante reserva municipal guiada por los anfitriones, algo de tiempo libre para las recorridas a gusto de los participantes, los talleres infantiles y la mateada comunitaria. En pocas palabras, dos días vividos a pleno, de total “desenchufe”, saludables, de conocer gente nueva “del mismo palo” o reencuentro con los co-aficionados de siempre. En fin, dos días inolvidables en pro de la conservación de nuestra biodiversidad.