Pinamar festejó sus primeros jóvenes 75 años de vida

La celebración tuvo lugar en la intersección de las avenidas Bunge y Del Mar, y fue sencilla y emocionante. Elsa Shaw de Canale y Jorge Enrique Shaw participaron del encuentro, donde el recuerdo estuvo dedicado a su abuelo Jorge Bunge.

Pasaron 75 años y Pinamar fue creciendo hasta convertirse en un lugar selecto y el preferido de muchos a la hora de vacacionar o sencillamente llegado el momento de elegir un nuevo entorno para pasar el resto de su vida.

El sábado pasado se realizó el acto oficial, que contó con una regular cantidad de público, donde un elevado porcentaje desconocía los verdaderos motivos de la convocatoria, unos por ser turistas y salir de la playa hacía instantes, y otros, por no estar informados acerca de la fecha.

Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo de la licenciada Liliana Escobar, integrante del equipo de la Dirección de Cultura, quien leyó una semblanza acerca de los inicios de la localidad.

“Era un cordón de dunas frente al mar en que cada amanecer las arenas pintaban de dorado el paisaje y se movían al compás del viento. Sólo se oía el ruido del mar y el silbido de las cortaderas que crecen en las zonas bajas. En los últimos años de la década del 30 el arquitecto Jorge Bunge, hombre visionario, soñador, llega a estas costas enamorándose del lugar y compra las tierras a su dueña, Valeria Guerrero Cárdenas, conformando juntos una sociedad. Aplica en estas playas lo mucho que había aprendido en sus estudios (Argentina y Europa): fijar los médanos a través de enquinchados de esparto, para luego forestar estudiando e investigando las especies que crecerían y se afianzarían en las arenas: pinos marítimos, acacias, eucaliptus y cipreses, entre otras. Para comenzar con esta titánica tarea, instalaría un vivero. Ayudado por los pioneros se comenzaría con mucho, pero mucho esfuerzo con la forestación, más tarde con la apertura de calles, las primeras edificaciones. El arquitecto Jorge Bunge creó un diseño urbano tan particular como novedoso, trazando las calles en forma de arabescos y curvas para respetar las dunas y ondulaciones del paisaje. Luego comenzarían las primeras construcciones, como La Hostería, el Hotel Pinamar, (actual Playas), al cual llegaban los primeros turistas a hospedarse, el tanque de agua en el Mirador de Galatea y Parque Del Tridente y las primeras casas particulares. El 14 de febrero de 1943 se inaugura Pinamar como balneario y poco después se aprueba el Plan Director de Urbanización presentado por el arquitecto Jorge Bunge. Unos años después llegaría el tren a Pinamar, y se crearía el camino entre Pinamar y Madariaga”, reseñó la reconocida periodista.

A continuación, tomó la palabra el presidente de Pinamar SA, Jorge Enrique Shaw, nieto del arquitecto Bunge.

“A 200 metros de acá, hace 75 años, se abría la temporada, un poco tarde, a decir verdad. Se abrió el hotel y esa fue la inauguración. Inmediatamente se comenzaron a vender parcelas a los turistas que nos visitaban, atraídos por estas playas. Hubo que crear muchísima infraestructura. Llegaron los servicios con los pioneros y las primeras industrias. Calculen que en Pinamar había desde una panadería hasta una fábrica de tejas. Acá se hacían muchas cosas”, comenzó diciendo el empresario.

Shaw recordó que el fundador se había capacitado en urbanismo y que el hecho de tratar de crear una ciudad balnearia se había convertido en su objetivo de vida. El hecho de la llegada del tren fue un factor decisivo en la evolución pinamarense. También mencionó el plan director, que fue modelo de otras realidades y una característica saliente de una localidad que ha crecido tanto a lo largo de poco tiempo. En representación del Municipio, Claudia Gómez Costa, secretaria de Educación, brindó encendidas palabras, llenas de gratos recuerdos.

“Es un gran honor para mí tratar de poner en palabras la emoción que sentimos todos nosotros. […] Pensando en qué decir, elegí tres palabras. La primera es admiración. Admiración sincera y profunda hacia la persona que fue Jorge Bunge. Recordé una frase de Atahualpa Yupanqui, donde dice que para el que mira sin ver, la tierra es tierra nomás. No fue el caso de Bunge: él miró esta arena, estas dunas, y seguramente no pensó es arena nomás. Hoy a la mañana escuchaba una canción de Spinetta que se llama Alma de diamante, donde más o menos hace una semblanza de lo que es un diamante que todavía no ha sido pulido. Jorge Bunge, yo creo que miró todo esto y creyó en sus fuerzas y en su sueño y supo de la potencialidad de esta lugar […]”, comenzó diciendo la funcionaria. Las dos palabras restantes fueron, primero, ‘respeto’ y la segunda, ‘gracias’. Los aplausos más calurosos premiaron las palabras de la docente.

Coco Rinaldi le dio su colorido mensaje a la tarde del festejo, ya que repasó algunas de sus anécdotas más cálidas, desde su condición de hermano de la primera pinamarense, de su paso por el cine y tantas otras ubicaciones clave dentro del crecimiento de la ciudad. Rinaldi aprovechó la oportunidad para recordar la figura de Chiquito Barabino, quien nos dejara hace escasos días. La emoción ganó espacio dentro de una tarde inolvidable y sentida.

Antes del cierre, Inés Pérez del Cerro, turista pionera, expresó cálidas evocaciones a toda la bella historia de Pinamar. Inés veranea aquí desde 1945: 73 años visitando nuestras playas. El joven tenor Martín Savi, con sus notables interpretaciones, fue el broche de oro para esta celebración que nos volvió a juntar con nuestra historia.

Del acto también participaron el secretario de Turismo y Cultura, Eduardo Isach; la presidente del Honorable Concejo Deliberante, Gabriela Ferretti; y José Pablo de León, presidente de la Asociación Empresaria Hotelera y Gastronómica de Pinamar. Los Bomberos Voluntarios de Pinamar también dijeron presente en este evento.